Ser en Fiesta

La colegiada Gemma Manau, teóloga nos habló sobre el tema de su tesis doctoral SER ENFIESTA. Ha trabajado sobre la noción rubiana de la fiesta. Podríamos calificar a AlfredoRubio de Castarlenas como un pensador y teólogo de la alegría. De hecho, la alegría deexistir es la piedra angular alrededor de la cual se construye su pensamiento y la fiesta esla manifestación de ésta. Sin embargo, no es ingenuo. Consciente del mal que hay en el mundo, afirma que lasciudades de la alegría se construirán sobre la sequedad de la iniquidad del mal, pues deotra forma serían vanas y efímeras. No elude el problema del mal, pero tampococonsidera que el sufrimiento sea óbice para la verdadera alegría y por lo tanto para lafiesta. Teológicamente Rubio afirma que Dios crea por gozo y gratuitamente, por lo que sepuede afirmar que Dios es el Dios Gaudens y Festivus. Ello significa que el amor, el gozo yla fiesta están inscritos en la Creación, al punto que se puede considerar que la fiesta esun existencial. En este taller ahondaremos en la noción rubiana de la fiesta para podervislumbrar la actualidad de su pensamiento.

Beguinas, Memoria Herida

Un libro apasionante y formativo. Quiere hacer justicia y alzar la voz por un grupo de mujeres relegadas de la historia y de la Iglesia de su tiempo. Fueron tratadas injustamente como brujas y herejes por la Inquisición, y algunas incluso llevadas a la hoguera. Hoy en día, todavía no se ha resarcido públicamente esta nefasta tergiversación histórica. Este libro de la teóloga M. Cristina Inogés Sanz (PPC, 2021) busca hacer memoria y, al menos, ayudar a cicatrizar alguna de las heridas que dejó la injusticia cometida contra estas mujeres: las beguinas. Ellas fueron mujeres valientes, que vivieron a contracorriente. Ni casadas ni religiosas, nunca fueron bien vistas; más bien se las consideró un peligro. Eran profundamente originales en su ser y en su hacer: espirituales, místicas, teólogas, algunas con gran formación, con pensamiento teológico y experiencias místicas. Se sustentaban con su propio trabajo y realizaban acciones humanitarias de ayuda hacia los más desfavorecidos de su tiempo —mujeres, niños, enfermos, viudas, prisioneros y exconvictos— sin pedir nada a cambio. La mayoría vivía en comunidad para protegerse en medio de las ciudades. Desde allí rezaban, trabajaban y se dedicaban al cuidado de los demás. El movimiento de las beguinas, nacido en la Edad Media, traspasó los siglos hasta llegar a nuestros días. Aunque la última beguina falleció en 2013, este modo de vida no terminó con ella. Mujeres —y también hombres— con el deseo de vivir intensamente, de cuidar y atender a los pobres, y de mantener una mirada abierta a lo trascendente, siguen existiendo en el mundo. Son portadores de luz en las penumbras que hoy nos rodean. Como dice la autora:“El misterio siempre tiene vida propia, deberíamos estar más abiertos a esos misterios cotidianos que aún duermen en el lecho de la historia, que somos incapaces de ver y que, sin embargo, nos están esperando”. “Misterio el que todas esas mujeres, y otras muchas de la historia que no aparecen en este libro, nos han legado. Todas ellas han contado con palabras como han sabido, como han podido, como han sentido; desde un templo, desde la vida de cada día, desde la vida vivida en la reforma, desde la vida atropellada, pisoteada y masacrada por las guerras, el hambre, la miseria y el dolor causado por el hombre: la experiencia de ese Absoluto-Misterio-Dios que todos llevamos dentro.” Anna M. Ollé

Lhapka Sherpa

“La reina de la montaña. Lhapka Sherpa y la cumbre del Everest”, es el documental de Netflix (2024) que muestra la inspiradora historia de la mujer que tiene el record mundial en lograr la cumbre de la montaña más alta del mundo. A las 6,30 a.m. del 12 de mayo del 2022, Lhakpa Sherpa, de 48 años,  coronó por décima vez la cima del Everest. En la cultura sherpa y en lenguaje tibetano al Everest se le llama “Chomolungma”. Significa algo así como “Diosa madre” o “Madre de la tierra”. En el 2023 hizo cumbre en el K2, una de las montañas más difíciles de los 8 mil. Oriunda del Nepal, proveniente de una humilde familia de once hermanos, es analfabeta ya que de pequeña no pudo ir a la escuela pues solo los hijos varones tenían el derecho de acceder a ella. A los 15 años ya trabajaba como ayudante de cocina y porteadora de los grupos de montañistas. A través del documental, no solo se muestra la heroicidad y valentía de Lhakpa como escaladora y montañista, sino su fortaleza y calidad como ser humano.  Sufrió maltrato por parte del hombre con quien se casó, el rumano Gheorghe Dijmărescu, afincado en Estados Unidos, con quien tuvo dos hijas y con quien hizo varias cumbres. Trabaja como reponedora en un supermercado en Connecticut. No recibe prácticamente auspicios para sus ascensiones y sigue ocupando equipo antiguo que sería impensable para otros montañistas que pretenden hacer cumbre en el Everest. Usa una máscara de oxigeno que tiene 50 años: “Me encanta mi máscara”, dice Lhakpa. “Funciona.” Su trayectoria es profundamente inspiradora para cualquier persona y especialmente para las mujeres nepalíes, para que tengan acceso a la educación. En el documental hace referencia varias veces a su analfabetismo por ser mujer. “El Everest es mi doctor, me arregla el alma”, dice Lhakpa Sherpa

Caminando por la vida

Caminando por la vida Hace unos años, en 2019, una amiga me propuso hacer juntas el Camino de San Benito. Se trataba de recorrer a pie unos 300 km por Italia, desde Nursia, donde nació San Benito, pasando por Subiaco, donde vivió retirado unos treinta años, hasta llegar a Montecassino, donde pasó la última etapa de su vida. Por temas laborales, vimos que teníamos días disponibles para realizar este proyecto en dos etapas, y así lo hicimos, sin imaginar en ese momento que pasarían seis años entre una y otra. En general, cuando hay un camino, es porque alguien ya ha pasado por allí antes que tú. Seguir los pasos de San Benito, descubrir su forma de vida, fue un regalo en muchos sentidos. Me preparé leyendo su historia; el camino fue una manera de nutrirme del pasado, pero siempre avanzando, sin quedarme atrapada en el pasado. Caminar implicó renunciar a instalarme; me recordó que cada día hay que dar pasos hacia la novedad del momento. La vida es una peregrinación… Al ir a pie, el ritmo fue lento, adaptándome al suelo sobre el que caminaba. ¡Qué importante es tocar de pies a tierra!  No se puede hacer abstracción de la realidad. Me caí tres veces durante el camino; me impactó muchísimo. De todas maneras, sé que lo importante no es el hecho de caerse. Lo importante es no quedarte en el suelo, lo importante es levantarte… Llevar una mochila me hizo darme cuenta de que el peso que puedo soportar es limitado. Soy un ser limitado, y no puedo cargar con todo el peso del mundo… Pasar días en medio de la naturaleza, sintiendo el sol, la lluvia y el viento sobre mi piel, disfrutando de la belleza de los árboles y las flores, me llevó a una actitud de agradecimiento por la creación y a un deseo más profundo de cuidar todo lo que existe. Cuando en septiembre de 2019 llegamos a Nursia, nos encontramos con las ruinas del terremoto ocurrido allí un mes antes. Y cuando en abril de 2025 regresamos a casa, después de terminar la segunda etapa, nos sorprendió el caos causado por un apagón eléctrico que dejó a toda España sin luz durante 24 horas. Hubo seis años entre la primera y la segunda etapa del camino, porque la pandemia del COVID-19 trastocó nuestra planificación. Todo ello también forma parte de mi caminar por la vida. Quizás lo más importante fue redescubrir que no camino sola por la vida. Caminaba con amigas, y también camino con Dios. En la Biblia hay muchas frases que indican que Dios camina con el ser humano… Confío profundamente en ello. Quizás por eso, mi vida es un sendero de esperanza, un caminar hacia una nueva humanidad que, a pesar de todas las dificultades, está surgiendo. Pauline Lodder, Pineda de Mar

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