Donde tengas amigos…
Transición ecológica y desigualdad social
Video de la conferencia organizada por Caixa Forum, el 22 de febrero 2021, en el Palau Macaya. Intervienen Pere Macias, presidente de la Fundación Cercle d’Infraestructures, Mariano Marzo, doctor en Geología y catedrático de la Universidad de Barcelona y Begoña Román, doctora en Filosofía de la Universidad de Barcelona. No se puede tratar el tema de la transición ecológica y tomar medidas para combatir el cambio climático, sin tener en cuenta sus consecuencias a nivel social y humano. Queremos un entorno más saludable, pero ¿cómo evitar que incrementen las desigualdades sociales?
Desvelos por la Paz
Escribía el filósofo J. M. Esquirol que, en ocasiones, la solidaridad es una suerte de desvelo, la más saludable de las caras del insomnio, la “de no poder salir de la vigilia, de no poder dormirse, de no poder abandonarse a la inconsciencia”. Este es el desvelo que ha mantenido a muchas mujeres en estado de alerta para incidir en bien de sus sociedades, para trabajar en bien de la paz. Trabajo que ha sido reconocido internacionalmente con galardones de gran prestigio. En estas mujeres convive la formación con la astucia y la creatividad. Toda una tradición de vida al margen de los cauces institucionales ha agudizado, sin duda, la generación de vías alternativas para luchar por las cosas que han considerado necesarias o importantes. Y ello sostenido, fundamentalmente, por una tenacidad a prueba de cualquier intento de desaliento o desacreditación: quien ha crecido fuera de los baremos del reconocimiento, se sostiene sin que la falta de apoyo merme lo más mínimo el empeño decidido por mantenerse en la brega. En el caso del Nobel de la Paz, ha recaído sobre mujeres en varias ocasiones desde que Bertha von Suttner lo recibiera en 1905. Su texto «Abajo las armas» (Die Warfen nieder) se convirtió en un acicate para la sociedad de su tiempo: urgía describir con realismo qué es lo que la guerra genera y cuáles eran los ingredientes sociales que, en su opinión, actuaban como cómplices de esa lógica perversa que llevaba a resolver los conflictos a través de la guerra en lugar de hacerlo con el uso de la palabra. Hace unos años, en 2003, era la jurista Shirim Ebadi quien recibía este prestigioso galardón, convirtiéndose en la primera iraní y la primera musulmana merecedora de él. Cuando Ebadi fue apartada de la judicatura con la llegada del nuevo régimen, se concentró en defender los derechos humanos de la mujer y la infancia, además de representar a disidentes y liberales perseguidos por la justicia. Es decir, su empeño es garantizar en lo posible el derecho a un juicio justo, a una defensa profesional de los ciudadanos perseguidos por su desafección al sistema imperante. Como tantas otras de estas mujeres, solo acepta el protagonismo como una contribución a la difusión del trabajo que se está llevando a cabo a favor de la justicia. El convencimiento de Ebadi es que la transformación ha de producirse desde dentro, por eso hay que vertebrar una sociedad civil que no permita a los gobiernos que lleven a la guerra a sus gentes. Por ello claramente se posiciona en que lo invertido en guerra, se invierta en estimular a los movimientos sociales para que sean ellos los que pasen a deponer pacíficamente a los gobiernos dictatoriales. Y, sin ir más lejos, recordemos que el Nobel de la Paz de 2011 ha sido adjudicado a tres mujeres, de largo recorrido activista en bien de la paz y la reconciliación. Se reconoce su lucha por las mujeres, cierto, pero el beneficio de esa tarea redunda en bien de todos por igual. Son agentes del cambio social y político de sus países. El primer ministro noruego afirmó tras hacerse público el nombre de las tres galardonadas, que se trataba de “un tributo a todas las mujeres del mundo y a su papel en los procesos de paz y de reconciliación.” Procedente del ámbito de la economía, Ellen Johnson-Sirleaf se convirtió, al ganar las elecciones de Liberia en 2005, en la primera mujer africana que accedía a la presidencia de un gobierno estatal por vía democrática. Asumió un país roto y dividido por la guerra civil y prometió ser implacable con la corrupción. Poco antes de que esta mujer llegara al gobierno, había tenido lugar una singular campaña encabezada por la activista Leymah Gbowee, asistente social y miembro de la Red de mujeres por la paz y la seguridad en África. Una huelga de sexo fue secundada por mujeres de distintas etnias y religiones con un solo fin: detener la segunda guerra civil que desangraba a ese país, cosa que lograron en 2003. Esa fue, tal vez, la más pintoresca de las iniciativas, pero no fue menor la decisión de poner barricadas en las puertas donde los hombres estaban a punto de romper las conversaciones que tenían que llevar a un acuerdo de paz: no les dejarían salir de allí sin un acuerdo firme para terminar con la guerra. La tríada reconocida en 2011 se completa con la periodista y política yemení, Tawakkul Kerman, que forma parte de la oposición activa al régimen dictatorial vigente desde hace treinta años en la persona de Saleh. Dada la vinculación de Kerman con el grupo de Mujeres Periodistas sin Cadenas, se considera que con su premio se respalda también a los jóvenes blogueros que han sido partícipes fundamentales de las primaveras árabes de 2011. Ella misma se apresuró a dedicar el Premio a todos los jóvenes y mujeres de las revoluciones pacíficas que han estado teniendo lugar en varios países africanos, considerando que el Nobel es una victoria para su revolución. El derecho de la persona a la vida y con él la posibilidad de consecución de la felicidad es lo que tantas mujeres a lo largo de la historia han defendido y promovido con su trabajo en áreas de la vida personal, familiar, social y política, aun cuando para hacerlo hayan tenido que desmarcarse de los roles adjudicados. Estas mujeres, en uso de su libertad, se han adherido y entregado a lo que, como ya decía von Suttler es la mejor de las causas posibles: la del pacifismo, entendiendo que la paz es condición de posibilidad para el desarrollo de una vida plena. Quizá por esa especial sensibilidad, no sea extraño que, dentro de la amplia minoría que suponen las mujeres premiadas con un Nobel con respecto de los varones (algo así como un 5%), sea en la categoría de la Paz donde mayoritariamente han sido reconocidas. Hay quien apunta que es la natural configuración biológica de la mujer preparada para la gestación y la atención de los recién nacidos, lo que hace que el trabajo por la paz de tantas mujeres
Rachel Carson: Pionera en conciencia ambiental
Este video forma parte de una serie de podcast intitulado Mujeres Lilas; se trata de dar a conocer mujeres silenciadas. Una de ellas es Rachel Carson, una mujer pionera en conciencia ambiental. Ella advirtió de los peligros de no cuidar nuestro Planeta. A su vez, divulgó su pasión por la Naturaleza y la necesidad de respetarla y protegerla.
¿Que es cuidar?
Este video del Proyecto #perspectivas es una propuesta audiovisual que tiene por objetivo conocer los variados significados que otorgan las personas a ciertas nociones, palabras o ideas según el lugar y el momento que les toca vivir, especialmente cuando una enfermedad forma parte de su historia.
Cuídame
Esta canción de Pedro Guerra y Jorge Drexler trata especialmente del cuido de los niños. Es una gran responsabilidad de los padres y la sociedad de tratar a los niños con ternura, sin maltratar su fragilidad.
Canto franciscano
Esta canción es una acción de gracias por todo lo creado… Nos ayuda a situarnos como cuidadores de lo que existe, en vez de ser explotadores o depredadores.
Tiempo de cuidados. Otra forma de estar en el mundo
En una conferencia, parte de un curso organizado en junio 2022 por la Fundación Pablo VI, la filósofa Victoria Camps, expone que el cuidado debe convertirse en un derecho universal que debe conllevar un deber universal. Un deber que debe recaer no sólo en las mujeres o en las familias, sino que también necesita un soporte por parte de los gobiernos, las políticas públicas y la empresa privada. El desarrollo de un sistema nacional de cuidados tiene que ser mucho más que una cartera de servicios públicos. Es ir hacia una democracia cuidadora que entraña una forma de comportarse y de estar en el mundo, yendo hacia a una «democracia cuidadora».
Modo hacer y modo ser
Cuando practicamos la soledad y el silencio descubrimos cómo funciona nuestra mente y cuáles son sus tendencias: sus gustos, sus condicionamientos, los hábitos que sigue, a dónde le gusta viajar (ya sabemos que nuestra mente es muy viajera). Una parte importante del malestar y del estrés que padecemos procede de estos hábitos de la mente. Unos hábitos que podemos empezar a conocer gracias a la soledad y el silencio. Lógicamente, si aumentamos nuestra autoconciencia y autobservación vamos a comenzar desde una buena base que nos lleve a relacionarnos mejor con nosotros mismos y con nuestro entorno. La mente humana cuenta con dos modos de funcionamiento: modo hacer y modo ser. En el modo hacer la mente está centrada en lo que le falta, en el déficit, en lo que no tiene. Es el funcionamiento mental que categoriza, clasifica, ordena, marca objetivos, planifica, analiza, compara. Se centra, fundamentalmente, en los resultados, siendo estos la parte más productiva. Este modo se mueve en dos puntos de referencia: el pasado y el futuro. Así, el presente carece de sentido, siendo un mero trámite para llegar a un supuesto futuro en el que no faltará nada. Cuando estamos en este modo mental creemos que la felicidad nos espera en ese futuro. Todo lo que ahora nos está perturbando no existirá. Tenemos esa idealización, una ilusión vacía. Y, curiosamente, cada vez que llegamos a ese supuesto futuro lleno de perfección (si es que alguna vez llegamos), automáticamente vuelve a desplegarse otro nuevo futuro que comenzamos a perseguir con ansia. Esta forma de comportarse provoca mucho desgaste de energía. Si nos paramos a pensar en ser siempre productivos, nos daremos cuenta de que en nuestra vida existen muchos momentos donde no hay nada que conseguir, nada que resolver, ningún lugar al que ir. No obstante, el modo hacer es muy útil para algunas situaciones concretas: si tengo que conseguir un proyecto, he de analizar mi avance para sopesar lo que aún queda por lograr. Este modo de hacer nos ayuda a encontrar la mejor alternativa y, una vez descubierta, nos ayuda a ponerla en práctica, en marcha. Me gustaría que nos hiciéramos las siguientes preguntas: ¿Utilizamos este modo en otras situaciones? ¿Lo usamos con las personas que nos rodean, en nuestras relaciones, conmigo misma? ¿Lo hacemos centrándonos en lo que falta, en lo que no tenemos? Lo que normalmente ocurre es que utilizamos el modo hacer en todas las circunstancias y situaciones de nuestra vida, enfocándonos en lo que nos falta para que sea perfecto. Al final, lo que ocurre cuando somos guiados por nuestra mente en el modo hacer es que dejamos de disfrutar, de ser felices con nuestras vidas, a pesar de que tengamos todas las razones objetivas para ser felices ¿Cómo es posible? El motivo es que dejamos de vivir realmente, ya que el modo hacer nos dice que lo que tenemos es incompleto. Si de verdad queremos resolver un problema, tal vez, nuestros pensamientos rumiantes nos alejen de la solución. Tal vez, una buena solución será dejar que la mente se calme, como cuando el agua agitada está turbia, y necesitamos que se calme para ver con claridad. Con la mente ocurre lo mismo, necesitamos que esas aguas se calmen para que, poco a poco, veamos con claridad y tomemos decisiones desde la calma. Así, estaremos más seguros de la decisión tomada y esta será más acorde con nuestra forma de ser. Tenemos otro modo, el modo ser, que potenciamos a través de la soledad y el silencio. El modo ser es el que nos lleva a la aceptación, un lugar donde la mente puede ser capaz de quedarse en calma y considerar la realidad de forma completa. En el modo ser se acepta todo como parte de la vida, no hay excepciones. Nos damos cuenta de que somos seres contingentes, limitados, y que la aceptación es el trampolín para abrazar plenamente la vida. Se procura la experiencia total de la vida. El modo ser está pegado al presente, observa con delicadeza todo lo que le sucede y lo acepta, permitiendo la llegada de cualquier situación vital sin forzarla y, así, podremos caminar como si estuviéramos besando la tierra con los pies. Fuente:https://colegiatansdc.blogspot.com/2023/07/julio-2023.html
La amistad, la gran reina
Hablando de monarquía, me gustaría tratar de la gran reina: la amistad. De las tres relaciones importantes que tiene la vida: familia, pareja y amistad. Ella es la reina de todas. Si tuviera que definir la felicidad diría que es tener amigos, que triste debe ser no tenerlos. La amistad es la única relación importante que no necesita un papel para demostrarla. El día en que usted se casa firma un documento, incluso, en notaría y con testigos, y eso que nos estamos refiriendo al amor. Lo mismo pasa con la familia, se inventaron la partida de bautismo y el registro civil. En el caso de la amistad los burócratas no han podido inventar nada, solo basta con decir: somos amigos, y ya, el mundo cree. ¿No les parece esto muy bello? Que bajen el aviso cuando dos amigos vayan a una notaría a registrar su amistad en un documento con firma y contenido. Su majestad, la amistad, tiene niveles que la enriquecen, uno puede tener amigos para todo: amigos íntimos, para rumbear, para trabajar, amigos para hablar mierda, para filosofar, o amigos que reúnen todo eso, incluso, amigos que uno ni sabe por qué los tiene de amigos. Es que la amistad no requiere exclusividad, y aunque haya celos de amigos, no existen los cachos de amistad, o bueno, tal vez sí. El ser humano es muy versátil para inventarse formas de sufrir. La amistad tiene un amplio espectro, puedo ser amigo de mi mamá, de un tío o de un desconocido que me encontré un día cualquiera que terminó siendo el mejor amigo. Además, no tiene tiempo, se puede pasar años sin ver a un amigo y reencontrarse con la misma alegría de siempre. La amistad es voluntaria. Cuando uno comienza una amistad, no hay que demostrar nada y si las cosas no fluyen, chao, todos felices. En cambio, con el amor y la familia… Bueno, ya sabemos que pasa. Ahora bien, debería existir una ley de días de luto para aquellos que pierden a un amigo. Perder a un amigo, un amigo real, es igual o más doloroso que perder un amor. Es un sentimiento que no se valora en su real dimensión. Casi nadie dice: “¿Supiste lo de Alejandro? Está de luto. Perdió a un amigo”. Cuántas amistades se perdieron sin saber qué pasó, cuántas se fueron por cosas que hoy no valen la pena, cuánta tristeza hay detrás de la frase: “Nosotros éramos muy amigos, pero ya no”. No conozco la palabra que defina el fin de una amistad, habrá que inventarla, los alemanes sí la deben tener. Por eso hay que intentar estar a la altura de la amistad, porque ella es exigente, requiere madurez, paciencia, tolerancia y buenas excusas para cuando un mal amigo nos pida que le sirvamos de fiador. Amigos y amigas, cuidemos a la reina, honremos su reinado, hagámosle la venia a la amistad, a ella que es la mejor excusa para encontrar sin pretensiones el amor entre los desconocidos Dany Alejandro Hoyos Fuente: https://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/la-amistad-la-gran-reina-DN18621442