SENTIDOS DE LA SEMANA SANTA

Dar a luz una Pascua inédita. En la sociedad actual, la Semana Santa para los cristianos corre el riesgo de perder su sentido profundo y convertirse solo en unos días de descanso, en un contexto donde se prefiere ignorar el dolor de los que sufren para centrarnos en el gozo y los placeres momentáneos. Sin embargo, vivir estos días cara a cara con el dolor humano actual es profundamente significativo y una manera de conmemorar la Pasión de Jesús que, implica recordarnos su vida entregada al bien; su juicio injusto, su tortura, su muerte, su soledad y sus angustias… Todo ello infligido con falsedad y traición desde el poder religioso y político de su tiempo. Para Carmiña Navia Velasco, conmemorar la Pasión de Cristo tiene sentido si la conectamos con los dolores y sufrimientos actuales de nuestro mundo: violencias, injusticias, guerras y desigualdades que, por desgracia, se repiten cada día y las observamos como un mero espectáculos que preferimos ignorar. Como seguidores de Jesús, vivir la Semana Santa tendrá sentido si nos despierta a la solidaridad con quienes sufren y nos impulsa a erradicar el dolor y las injusticias, dando paso a la luz de una Pascua inédita: un mundo de relaciones más humanas regidas por el amor y la acogida. ……… Ver el artículo de la poeta y escritora, feminista y colombiana, Carmiña Navia Velasco, en Feadulta.com
¿A QUÉ OLEMOS?, ESCOJO SER PERFUME

Transcribo un artículo que me pasó un amigo (escrito por un hermano Marista). Desconocemos el nombre propio del autor; sin embargo le agradecemos su sabiduría y tino. Desde la fe cristiana, se nos invita a una fe adulta, a un cambio de mirada, a recrear la propuesta que nos hace el Evangelio, ser buenos aromas de Cristo: ‘Cambiaste mi luto en danzas, me desataste el sayal y me has vestido de fiesta’ (cfr. Salmo 30). Cuaresma, cuarenta días de camino, un proceso de transformación hacia una humanidad nueva. Se nos ha invitado a cada uno -desde nuestra identidad más genuina- a sacar a la luz nuestra mejor versión, reflejo de la humanidad de Cristo. Y para este paso puedo preguntarme… ¿a qué huelo? ¿qué perfume irradio? El texto nos motiva a perfumarnos la cabeza, a ungirnos, renovarnos por dentro y por fuera con un amor sin medida, dejando atrás la muerte -mis muertes, sombras y oscuridades-, para encontrarme con Jesús Resucitado que me resucita. Este tiempo hacia la Pascua puede ser el ahora, tiempo propicio como comenta san Pablo (cfr. 2Co.,6) para dejarse llevar con fe, esperanza y caridad; y sorprender por Aquel que condujo a Israel por el desierto hacia la tierra prometida. ************************************ EN LA CUARESMA, ESCOJO SER «PERFUME» No parece demasiado cristiano el rito de la ceniza. Es más un rito judío o pagano. Nos recuerda a Jeremías con sus elegías y lamentaciones. Nos recuerda al rey de Nínive, forzando la misericordia de Dios con sus ayunos, harapos y cenizas. Podríamos admitir el uso de la ceniza hasta Juan Bautista, pero más allá, no. Cristo prefiere el ungüento y los perfumes. Lo llamamos el Ungido. Acepta para los pies el ungüento de la mujer pecadora y el perfume de María en los pies y en la cabeza. Ciertos ritos de ceniza son expresión pesimista de la conversión, apoyada con «Recuérdate, hombre…». ¿Es necesario que nos recuerden tan gráficamente la fugacidad de la vida? “Ungidos por el Espíritu” Tú, «cuando ayunes, perfúmate». Lo que es cristiano no es el miedo, sino la alegría. La visión cristiana de la vida es serena y esperanzada. Para un cristiano, el cuerpo es templo ungido por el Espíritu, no simple materia próxima a la descomposición. La misma ofrenda del Cuerpo de Cristo y de todo cristiano es «perfume de suave aroma» (Ef. 5,2). Todos estamos llamados a ser «el buen olor de Cristo» (2Cor. 2,15). El perfume es más cristiano, porque alegra y cautiva. También el cristiano debe irradiar alegría y encanto. Por eso, perfúmate. ¿No se podría pensar en un cambio de rito? Imaginaros que, siguiendo el consejo evangélico, el miércoles, inicio de cuaresma vertiéramos unas gotas de perfume a nuestras cabezas, pronunciando estas o semejantes palabras: «Recuerda, cristiano, que estás llamado a ser el buen olor de Cristo», o, «Recuerda cristiano que has sido ungido por Cristo». Y, en consecuencia, de acuerdo con los sentimientos y actitudes de Cristo, este miércoles inicio de Cuaresma ya no se llamará miércoles de ceniza, sino miércoles de los perfumes. Es la transformación que a nuestro rito penitencial realiza quien «cambia el duelo en danzas y el sayal en traje de fiesta». INTRODUCCIÓN “Tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara” (Mateo 6,17). Estas palabras de Jesús, que la Liturgia nos ofrece el miércoles de ceniza, siempre me han gustado mucho, me han llegado al corazón. Son para mí como una invitación a empezar algo nuevo; cómo cuando me lavo y me perfumo al salir de casa, para emprender un día nuevo, para ir a una fiesta o encontrarme con alguien. “Perfúmate la cabeza” me recuerda, un año más, que empieza un tiempo nuevo, que debo salir de mis rutinas y dejarme conducir y sorprender por Aquel que condujo a Israel por el desierto, hacia la tierra prometida. Perfumate la cabeza” me suena en el orden de salida, la invitación a una aventura de cuarenta días que me renovará por dentro y por fuera, que me introducirá en la maravilla de su amor, un amor sin medida, con el que siempre he soñado; una aventura que, en sólo cuarenta días, me llevará a dejar atrás la muerte, mi muerte, ya encontrarme de cara con mi resurrección… y con Jesús, el Señor Resucitado. ORACIÓN: ¡QUÉ BUEN OLOR QUE HACES, DIOS MÍO, QUÉ BUEN OLOR! Por donde pasas, dejas el rastro de tus perfumes y todo huele a ti, todo huele a Dios. La Creación entera, llena de bondad y de belleza, huele a ti. Nos sentimos felices bajo tus estrellas, disfrutamos en tus bosques y arroyos, nos conmueve la luz de tus atardeceres y la inmensidad del mar. El hombre y la mujer que Tú creaste, tienen aroma a ti. El masculino y el femenino, el vigor y la ternura, las casas bien hechas, las cosas bien hechas nos acogen, nos seducen y nos huelen a ti. ¡Dios mío, qué buen olor!, y ¡cómo huele el mal que quiere estropearlo todo! Dios mío, ¡qué buen olor!, olor a Belén y Nazaret, olor a Cafarnaúm ya Betania, olor a hospitalidad: la creación es hospitalidad para todos. El hombre y la mujer son hospitalidad cuando evitan hacer mal olor por el egoísmo. La Iglesia es hospitalidad, hogar común de todas las naciones. Nuestro pasado, que Tú acoges siempre, huele a tu hospitalidad. Nuestro presente, que tú siempre acompañas, huele a tu acogida silenciosa y fiel. Nuestro futuro que tú nos preparas huele a hospitalidad, de la santa y bella mesa de la Trinidad a la que todos estamos invitados, a la que todos somos conducidos, donde todos somos esperados. El mayor pecado consiste en: no acoger al otro, despreciarlo, no servirle, no desplegar el ritual, el amor y el detalle de la hospitalidad. En esta Cuaresma Santa, Dios mío, concédenos correr hacia Ti, atraídos por tus perfumes… y concédenos el don y el perfume de la hospitalidad de Abraham, nuestro Padre en la fe, que acogió al mismo Dios acogiendo a tres caminantes. Te lo pedimos y nos
Aspiramos a vivir en paz

Recomendamos leer este excelente artículo del obispo de San Feliu de Llobregat.– la guerra es siempre una derrota para la humanidad– el armamentismo y la escalada bélica son una locura– hay una creciente manipulación de la opinión pública mediante la difusión de narrativas que justifican la guerra– los pueblos y los ciudadanos aspiran a vivir en paz https://revistaecclesia.es/rearme-europa-paz-dialogo-doctrina-social-iglesia
La amistad espiritual

La amistad espiritual es el mayor regalo que Dios nos puede dar en esta vida, decía Elredo de Rieval, monje del siglo XII que escribió un libro para ayudarnos a vivir relaciones de amistad que sean caminos de encuentro espiritual.La meta de una amistad espiritual no es el amigo o la amiga, sino el caminar hacia la experiencia de comunión con Dios, con la naturaleza, con los demás y el/la amigo/a y con la persona misma.Compartimos este articulo interesante de José Antonio Vázquez Mosquera en la revista ALANDAR https://alandar.org/espiritualidad/la-espiritualidad-de-la-amistad
El amor es asimétrico

En toda relación de cariño -familiar, de pareja, de amigos-, cada persona ama sólo en la medida de sus posibilidades. No todo el mundo tiene la misma capacidad para dar y recibir amor. Esa capacidad podría ser descrita de muchas formas. Por ejemplo, cuánto la persona realmente conoce y acepta a la otra, cuánto la respeta en sí misma y en sus decisiones libres; si es capaz de escucharla y acoger su realidad, cómo favorece su desarrollo y su bienestar, si tiene paciencia en aquello que le es difícil gestionar… Y para recibir amor, correlativamente se requiere respetarse a sí misma, ser veraz ante la otra persona y dejarse conocer, dejarse cuidar y recibir atenciones… En todo amor auténtico la reciprocidad es clave para que haya una relación sana. Es dar y recibir. Pero incluso en la reciprocidad, el amor suele ser asimétrico. Una de las partes suele amar más intensamente que la otra. O al menos, con tipos de generosidad dispar: en unos campos más que en otros, cosa no siempre percibida en sus matices, de modo que con frecuencia las personas se perciben dando más que lo que reciben. La mayoría de nosotros estamos muy pobremente formados en el arte de amar. Hemos ido creciendo selváticamente a base de experiencias más o menos gratificantes o dolorosas. Nos defendemos, nos escondemos, calculamos… Aun así, casi siempre intentamos amar. Es aquí donde hay que recordar que, sea en la medida y del modo que sea, cuando alguien expresa un gesto de amor sincero y desinteresado, lo hace gratis. En ese dar y recibir, las personas nos regalan su tiempo, su apoyo, porque quieren. Son libres, pueden hacerlo o no. Nada puede exigirse. Y mucho menos reclamarse como «pago» por algo que uno hizo en momentos anteriores. Todo don se da porque se quiere dar. Y toda respuesta o correspondencia, es también gratuita por parte de los otros. El dinamismo de una gratuidad de cariño es difusivo y alcanza mucho más allá de los inmediatos. Llega lejos, irradia hasta quienes no conocemos, por esa indefinible conexión que existe entre las personas. En nuestras relaciones personales asumamos que posiblemente hay quien nos ama mucho y nosotros menos, y en otros casos la asimetría se da al revés: nosotros expresamos más amor que el que percibimos de alguien. Y no podemos ni debemos exigir nada. La primera condición de la amistad es no forzar. Cada uno da lo que puede dar. Así es entre Dios y nosotros. Él da todo. Nosotros, lo que podemos. Pero así su Amor llega lejos. Mucho más allá de nosotros. Leticia Soberón
Libre tras los muros de una prisión

Leí que algunos definían la libertad interior como la libertad que se desenvuelve en el secreto de nuestra mente; como la libertad de conciencia y de pensamiento. Interna porque el acto de elegir se decide al interior nuestro. Decidir de manera independiente, por sí mismo. Es también la capacidad de llevar hacia adelante la vida conforme a nuestros propios criterios. A veces, esta libertad interior se ejerce al acoger una realidad dura a asumir y transformarla, dándole un sentido. Situaciones que no hemos escogido y que la vida nos trae. ¿Cómo reaccionamos ante lo que nos sucede? ¿Qué actitud elegimos adoptar en la situación que vivimos hoy? Leí un libro sobre un hombre, que personalmente creo da un testimonio de esta libertad interior, en una situación extrema. Está escrito por Pierre Pradervand, sociólogo, periodista y escritor suizo y habla sobre Roger W. McGowen . Roger nació en Houston, Texas, (Estados Unidos) en una familia muy pobre de diez hermanos. Fue encarcelado en 1986. Al final de un proceso que dicen fue una parodia de justicia, Roger fue condenado a muerte en 1987, a la edad de 23 años, por un crimen por el que él clama su inocencia. Sus abogados intentan probar su inocencia y en Suiza hay un grupo de personas que lo apoya. En 2016, gracias al trabajo de un nuevo abogado y al apoyo de muchas personas, Roger fue transferido a una cárcel de prisioneros de derecho común, en Huntsville, Texas. Roger cumple una pena de cadena perpetua y obtendrá la libertad condicional cuando tenga 72 años. Habrá entonces cumplido 50 años de prisión, a menos que se encuentre una prueba de su inocencia. Detrás de los muros de la prisión, Roger ha hecho todo un camino de crecimiento personal y de libertad interior. El libro que Pierre Pradervand ha escrito, narra el itinerario espiritual de Roger, principalmente a través de sus cartas. Roger comenta que todos los días escucha a la gente quejarse de todo lo que no tienen, pero raramente agradecen a Dios por las bendiciones que han recibido. Y dice que cada día encuentra razones para dar gracias. Roger dice en una de sus cartas: “Mientras haya esperanza, nuestras mentes permanecen libres y nadie puede aprisionar el corazón y el alma de quien ha elegido permanecer libre.» Dice también: “Sólo me pueden aprisionar si yo les doy mi consentimiento. Y yo me niego a darles mi consentimiento.» Roger dice vivir su vida en la prisión como si no estuviera encarcelado, consciente de que ahí donde hay odio, el amor ha de reinar y que donde hay tanta muerte, ha de reinar la vida. Tras los muros de la prisión, Roger ha elegido permanecer libre. María de Jesús Chávez-Camacho Pedraza Publicado en Revista RE (2018)
APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE ESPERANZA

ELPIS, TIKVAH, AMAL: UNA APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE ESPERANZA DESDE LA FILOLOGÍA, LA ANTROPOLOGÍA Y LA TEOLOGÍA La esperanza: un elemento antropológico constitutivo del ser humanoHace ya algunos años, en toda España se hizo famosa la historia del perro Canelo. Canelo era un can que había acompañado a su humano hasta la misma puerta de un hospital de Cádiz y permanecía allí día tras día esperando su regreso sin saber que el buen hombre había fallecido. Muchos fueron los que, conmovidos por la situación, intentaron quitar al animal de la calle y darle refugio, pero Canelo, perseverante, volvía una y otra vez al mismo sitio y allí tuvo su hogar hasta el día en que él también cruzó el arcoíris.Cada vez que el hecho se ha relatado, ha sido para hacer hincapié en la lección de fidelidad de Canelo y en su amor incondicional por la persona con la que compartía su vida, elementos, sin duda, determinantes de su actitud. Pero se pasa por alto otro motivo, no menos importante, que lo llevó a no cejar en el empeño de reencontrarse con el que era su compañero: la esperanza.Y es que, incluso en los animales, no se puede entender el principio de resiliencia sin la esperanza. Ante la adversidad, sólo la confianza en el futuro, la certeza de que no todo está perdido porque existen potencialidades que aún no se han desarrollado son los pilares que sostienen las fuerzas para seguir luchando. Podríamos decir, por tanto, que la esperanza es un elemento antropológico constitutivo del ser humano caracterizado como realidad histórica y ser en continuo desarrollo, tanto personal como social. La esperanza: un impulso motivadorEn este sentido, la Asociación Estadounidense de Psicología define la esperanza como «la expectativa de tener experiencias positivas o de que una situación potencialmente amenazadora o negativa no habrá lugar o que, en última instancia, se tornará en un estado de cosas favorable ». Y no podemos olvidar a este respecto, las conclusiones del investigador Martin Seligman, quien, tras haber estudiado el proceso de la indefensión aprendida, en su última publicación, El circuito de la esperanza, concluye que dicho circuito es una estructura cerebral asociada a la corteza prefrontal de funcionamiento complejo por el cual, ante las amenazas y adversidades, el ser humano supera la pasividad de la indefensión y pone en marcha mecanismos de acción y perseverancia a fin de lograr objetivos de superación .Cabe, por tanto, destacar que la esperanza, como impulso motivador del ser humano ha estado presente en todas las culturas, si bien siempre con un aspecto ambivalente: por una parte ha sido valorada por su capacidad de sostén ante la adversidad, pero por otra también denostada como nutricia de falsas expectativas. De ahí que sea importante distinguir muy bien entre la vana ilusión sin fundamento y la esperanza sólida impulsora de la acción. La esperanza salvará al ser humano cuando no encuentre nada más…Para los griegos, la esperanza, Ἐλπίς, era una diosa relacionada con Πίστις, la confianza, y Σωφροσύνη, la moderación, las tres personificaciones de conceptos alegóricos. La esperanza fue lo único que quedó en el ánfora cuando, tras destaparla Pandora todos los males se dispersaron por la tierra. Es lo que nos cuenta Hesíodo en Los trabajos y los días: «Pero aquella mujer, al levantar con sus manos la enorme tapadera de un ánfora, permitió que se esparcieran (los males) y procuró a los hombres lamentables desazones. Sólo quedó allí dentro la Esperanza, aprisionada entre inquebrantables muros bajo los bordes del ánfora pues no pudo volar hacia la salida ya que antes cayó la tapadera del ánfora por voluntad de Zeus portador de la égida y aglutinador de nubes» . Podemos preguntarnos, ¿es la esperanza en el texto de Hesíodo uno más de los males o representa la única oportunidad de la humanidad para hacer frente a estos? ¿Quedó en el ánfora porque Zeus no quiso que el ser humano se abandonara a una falsa ilusión o permaneció allí para recordar que siempre es posible esperar?El texto no nos aclara tal punto. Quien sí lo hace es el poeta Teognis, que da otra versión del mito. Para este autor, cuando la curiosidad llevó a Pandora a destapar el recipiente, salieron los bienes, que volaron al cielo para abandonar la tierra, en donde el único buen espíritu que quedó fue la esperanza: «La Esperanza es el único buen númen que queda entre la humanidad; los demás se han marchado al Olimpo. La Confianza, una deidad poderosa, se fue también, la Moderación se ha alejado de los seres humanos, y las Gracias, mi amigo, han dejado la tierra. Ya no hay confianza alguna en los juramentos de los hombres ni tampoco nadie da culto a los dioses inmortales; la raza de los piadosos ha perecido y la humanidad ya no reconoce las leyes de comportamiento ni los actos de piedad. Pero mientras el hombre viva y vea la luz del sol, que muestre temor a los dioses y cuente con la Esperanza. Que ore a los dioses y queme grandes huesos de muslo, en ofrenda a la Esperanza en primer y último lugar ». A pesar de que la bondad haya abandonado el mundo, Teognis insiste en el valor de la esperanza, es un «buen númen» que salvará al ser humano cuando no encuentre nada más.En Roma, siguiendo esta tradición, se alzaban altares a Spes, la «ultima dea», ya que la esperanza es lo último que queda a la humanidad, lo que permaneció en el fondo de la tinaja cuando todo lo demás había desaparecido. La esperanza: una certeza y una actitudEn hebreo, la palabra esperanza es תִּקְוָה (tikvah), de la raíz verbal KVH, «unir con una cuerda», «recolectar». De hecho, otro de los significados del término es «cuerda», «soga». La esperanza no es algo abstracto, sino que se palpa, se toca con la mano. A la esperanza la persona se tiene que agarrar, debe asirla con fuerza, como quien se aferra a un cabo para no perecer en la tempestad,
Amistad con mayor transparencia

Creo que el ser humano es un ser sediento de amistad, y en la medida en que se va abriendo a la amistad con los otros, su ser se va esponjando como por milagro. Son muchas las personas que a lo largo de la historia se han expresado por escrito sobre la amistad. Quizá, se deba a la gran importancia que tiene la amistad en la vida del ser humano para su desarrollo global, su armonía interna, sus relaciones con las otras personas y con el mundo. ¿Cómo vivir la amistad para que vaya siendo cada vez más verdadera? La pregunta es importante pero no es fácil de contestar, pues no existe receta. Sin embargo, podríamos reflexionar sobre ciertas características que podrían ayudarnos a quitar las basuras que, a veces, tanto la empañan y así poder vivir la amistad con mayor transparencia. 1. No forzar: La amistad no se puede imponer. No podemos forzar a nadie a ser amigo nuestro, ni tampoco nadie puede forzarnos a ser amigo de nadie. La amistad o es libre o no es amistad. Los amigos, además, han de ayudarse mutuamente para hacer crecer la amistad del otro. Que cada día se ‘necesiten’ menos en todo aquello que no sea la pura amistad. Así irán viviendo cada vez más la dimensión de gratuidad por la sola amistad. No se pueden crear dependencias fuera de la mera amistad ni facilitarlas. Eso no quiere decir que en virtud, precisamente, de esta amistad benevolente, nada egoísta, uno no esté dispuesto a hacer por el amigo cualquier sacrificio y ayuda. 2. No engañar: No puedo disimular, haciendo creer al otro que soy distinto de lo que soy, para que el otro me ame. Lograría, así que el otro fuera amigo de lo que yo aparento ser, pero que no existe. Tampoco he de idealizar al amigo, enaltecerlo, en el fondo, por propio orgullo al poder decir: esa persona tan excelente ¡es amiga mía! Pudiera ser que si lo miro tal cual es, me parezca que no lo voy a amar y entonces lo hago más grande, lo adorno con virtudes que no tiene y así, ahora sí, creo que es digno de que yo le ame. De ahí vienen muchas rupturas en las amistades cuando llegan a contemplar al amigo tal cual es. 3. No ilusionar vanamente: Ilusionar es engañar simulando por mi parte una disposición a la amistad que en realidad no tengo. Es dejar creer al otro que voy siendo amigo suyo, sabiendo que no es así. Saber que le estoy engañando respecto a mis disposiciones y no sacarle del engaño. O hacerle soñar y desear cosas que uno sabe que, en realidad, no puede ofrecer. 4. No ser egoísta: La persona egoísta somete la amistad a su propio bien. No puedo ser amigo de otro teniendo como objetivo primario mi bien, buscando casi sólo mi propio provecho. He de buscar principalmente el bien de mis amigos, desear hacerles felices. 5. No comprometer: O sea, poner en peligro de cualquier índole al amigo, precisamente por nuestra amistad en sí. No podemos divulgar la amistad que tenemos con alguien si por alguna razón ello le compromete o perjudica. 6. No ironizar: La ironía es hacer una broma punzante del otro; es dejarlo en mal lugar, es hacerle un poco de sangre. No se ha de ironizar a nadie, pero mucho menos a los amigos. ¿Por qué? Por dos razones: porque para ello se utilizan, a menudo, conocimientos y datos que son de la intimidad de la amistad, y además porque me aprovecho del amigo dado que él, por el bien de la amistad, quizá no responda del mismo modo. 7. No prostituir: No hemos de utilizar la amistad para otros fines. He de amar al amigo por lo que es, no por lo que puede dar, ni por el beneficio que puedo sacar, ni por el prestigio que pueda obtener al ser amigo suyo. No se puede buscar la amistad como medio para otras cosas. La amistad debe ser término en sí misma. No pretender conquistar la amistad con bienes materiales, sin darnos verdaderamente. 8. No cazar ni dejarse cazar: La amistad nos hace libres, no puede esclavizar. Se es amigo porque se quiere y se sigue siendo amigo porque se sigue queriendo. La amistad no debe atar. Hay gente que tiene miedo de que el amigo se le vaya y va tejiendo una sutil tela de araña hasta que lo enreda y lo tiene preso dentro. Por otro lado, hay personas que tienen un cierto miedo a ir por la vida, y se hacen vasallos de alguien más fuerte. Entonces, dentro de esa voluntaria red, se sienten felices pero están cazados para toda la vida. La amistad es una entrega, pero una entrega que, a la vez, te hace ir siendo más libre, no te ata, sino que te ayuda a desatarte de toda trampa. Antes hablábamos de no forzar. En esta característica de la amistad que ahora tratamos, el amigo no es de mi propiedad. No hemos de tratar de poseer personas, nunca. 9. No mandar ni dejarse mandar: Donde hay mando, es que hay autoridad, obediencia, eso mata la amistad. Mientras haya jerarquía (por ejemplo: padres-hijos, empresarios-obreros, entre otras) no puede haber verdadera amistad. En ésta, ha de haber libertad, nada de coacción, nada de dependencia o de obligación. Es propio del amigo no mandar sino pedir, solicitar, proponer. Y viceversa, no obedecer sino acoger, ser delicadamente dócil, pero libremente, no como un esclavo sino como un ser humano libre. 10. Amar y dejarse amar: Es mutuo por parte de todos los seres amigos, el amor. Si de estos sentimientos, yo soy el que quiere dar agua, pero como si nunca necesitara de ella, no pido que me quieran, incluso no me dejo querer, la amistad, así, se va desequilibrando. Dejarse querer es una tremenda humildad. Nos cuesta porque para ello tenemos que reconocer que somos limitados y que también necesitamos que nos amen,
Carnaval

Por Carnaval nos disfrazamos. En Cuaresma estamos invitados a llevar el vestido de la Transfiguración. Es un vestido diferente de todos los demás, ¡porque no nos cubre! Este traje es tan luminoso que muestra todo el misterio de la persona; nada queda escondido… Los discípulos Pedro, Santiago y Juan han podido ver la divinidad de Jesús. Han entendido mejor quien era Jesús, el Hijo bien amado. Dios nos invita a todos a una transfiguración, en el sentido de mostrarnos tal como somos, dejando fuera las apariencias… Y así, llevando el vestido de la transparencia, de la desnudez, de la autenticidad, del realismo, de la verdad, lo divino – que tiene cada uno de nosotros – se hace visible. Entonces, ¿quién no quisiera como Pedro, plantar una tienda para quedarse en el Tabor? ¡Pero hace falta bajar y estar dispuestos a dar nuestra vida para transfigurar el mundo! Pauline LodderFuente: Luz de clara esperanza, Edimurtra
Mensaje para los artistas

Con ocasión del año jubilar de la Iglesia Católica Romana el papa Francisco recuerda a los artistas su responsabilidad y lo que pueden aportar a la humanidad. Un mensaje inspirador. https://www.vatican.va/content/francesco/es/homilies/2025/documents/20250216-omelia-giubileo-artisti.html