Lo que la Historia exige del presente

Pedro Pastor canta en Los olvidados a la dignidad de quienes fueron perseguidos durante la dictadura franquista. Un homenaje necesario. Una memoria que interpela. Pero en pleno siglo XXI, esa misma canción me lleva a mirar no solo al pasado, sino al presente sintiéndome responsable de él. Hoy quiero decir con claridad: no olvidaré que la gran mayoría de las personas anhelamos vivir en paz. No solo con paz externa, sino desde la paz interior. Sin embargo, la realidad nos golpea con fuerza. Las fracturas de la paz son visibles en demasiados rincones del mundo. También cerca de nosotros. Sí, es difícil lograr la paz. Y a veces, desmoralizante. Pero no podemos quedarnos paralizados. Cuanto más conozco el pasado, más me siento comprometida con el presente. Con ganas de hacer algo útil; de aportar, aunque sea poco, a un mundo más justo. Sabemos que no es una tarea sencilla. Los obstáculos son muchos: intereses políticos, económicos, ideológicos. A eso se suman heridas históricas que no terminan de cerrar y resentimientos que se heredan, muchas veces sin entender por qué. Por eso propongo detenernos en algunas ideas que podrían ayudar a construir desde otro lugar. Desde el respeto, la justicia, la equidad; y sobre todo, desde la voluntad de avanzar. ¿No olvidar el pasado? Por supuesto que no. Pero que ese recuerdo no sea un lastre o atadura, sino un impulso. Una razón más para construir un presente más justo, más libre y humano.

Lenguas que se abrazan abriendo caminos

Emotivo discurso de ingreso a la Academia Colombiana de la Lengua, de Bárbara Muelas, primera mujer indígena en lograr este honor que lo celebra no sólo como un logro personal, sino como la apertura simbólica de un espacio para las voces ancestrales y silenciadas de los pueblos indígenas, especialmente el misak. Con profunda gratitud, repasa su vida marcada por el silencio impuesto a las mujeres, y cómo lo transformó en reflexión, escucha y palabra responsable. Destaca la riqueza del namtrik, lengua misak, cuya visión del tiempo, el espacio y el territorio contrasta con la cultura occidental al concebirlos como realidades vivas, relacionales y circulares. Acentúa la importancia de la educación intercultural y del diálogo lingüístico como caminos para preservar la diversidad cultural y propone una alianza entre la Academia y los pueblos indígenas para proyectos como, por ejemplo, el diccionario español-namtrik, símbolo de resistencia y de esperanza. Finaliza el discurso con un llamado a tejer una Colombia más justa desde un “territorio conversado”, donde todas las lenguas y culturas caminen juntas hacia un futuro compartido.

De aquí a Aquí (sabiduría perenne)

Reseña del libro El teólogo y antropólogo, Javier Melloni en su libro De aquí a Aquí, nos conduce hacia el pozo interior que hay en cada ser humano. “Lo que buscamos fuera está en nosotros. Todo está Aquí. No lo alcanzamos hasta que no logramos que el fruto del árbol nazca en nosotros, en lugar de arrebatarlo”. En De aquí a Aquí, ofrece la posibilidad de seguir nuestro peregrinaje vital, invitándonos a traspasar 12 umbrales que, como la cima de una montaña, nos elevan hacia la esencia más pura, humana y divina que hay en cada ser: “Lo que realmente permite traspasar el umbral del aquí autoafirmativo al Aquí abierto a la alteridad es llegar a venerar toda existencia, acoger el carácter sagrado de cada ser”.  Se trata de pasar de la cerrazón a la apertura, del ruido al silencio, de la dispersión a la atención, de la resistencia a la rendición, del escoger a acoger, del hacer al dejarse hacer, del saber al no-saber, del juicio a la bendición, de la exigencia al agradecimiento, de ocupar un sitio a generar un lugar, del aislamiento al inter-ser y, finalmente, de la ausencia a la Presencia. “La llamada que nos llega de tantos modos -dice Melloni- es siempre y para todos la misma: vivir autopresentes en la comunión cosmoteándrica en cada momento y situación, lo cual se abre en tres direcciones: hacia las cosas, haciendo un uso reverencial de ellas; hacia las personas, teniendo un respeto sagrado por cada ser humano y hacia la Presencia silente que se vierte por doquier y que se expresa de tantas maneras como tradiciones religiosas y espirituales existen”. Este libro experiencial de Melloni, además recoge abundantes citas del legado de las diversas tradiciones religiosas y espirituales, ofreciendo sugerencias para traspasar lo superficial de nuestras vidas y dar con la base que sostiene lo real: trascendencia e inmanencia que se encuentran Aquí mismo, en el lugar en el que cada momento nos hallamos. “Tan cerca, tan lejos, Tan lejos, tan cerca…                De Ahora y de Aquí mismo”.

Simplicidad elegante, de Satish Kumar.

Lectura para el verano En pleno estío del hemisferio norte, muchos aprovechan las vacaciones para descansar, cambiar de rutina y, por qué no, leer. Entre las recomendaciones para esta temporada podría estar, Simplicidad elegante del pensador y activista indio Satish Kumar. Exmonje jainista, Kumar ingresó al convento a los nueve años por decisión propia. Sin embargo, a los 18, tras leer un libro de Mahatma Gandhi, abandonó la orden para seguir a Vinoba Bhave, uno de los principales discípulos de Gandhi y referente de la no violencia y la reforma agraria en la India. Su compromiso con la paz y el desarme nuclear lo llevó a recorrer a pie más de 12.000 kilómetros por distintos países, en una peregrinación que combinó espiritualidad, acción pública y activismo. Hoy vive en Inglaterra, donde continúa abordando temas sociales, ecológicos y espirituales desde una perspectiva holística. Es fundador del Schumacher College, un centro internacional de estudios ecológicos, y referente global en educación alternativa y sostenibilidad. En Simplicidad elegante, Kumar repasa su vida y sus ideas fundamentales. Escrito en su octava década de vida, el libro ofrece una mirada personal y filosófica sobre cómo la simplicidad puede ser una herramienta de transformación individual y colectiva. Para el autor, vivir con menos no es un acto de carencia, sino de claridad: dejar atrás el ego para reconectarse con el entorno, las relaciones y el sentido profundo de la existencia. El libro propone una «trinidad» para enfrentar las crisis actuales: tierra, alma y sociedad. Kumar llama a salir de la zona de confort para integrar estos tres ámbitos como base de una vida más justa, consciente y sostenible. Más que un manifiesto, Simplicidad elegante es una invitación a una revolución serena, a repensar el modo en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos con el planeta. Una lectura inspiradora, ideal para quienes buscan renovar sus ideas durante este verano. Anna M. Ollé

Habitar el Vacío Fértil

Nuestra interioridad, ¡qué misterio! A unos les da miedo descubrirla, a otros les inquieta no encontrarla… Espacio, pozo, habitación, vacío, espíritu, esencia… estas y otras palabras son conceptos que desean expresar ese enigma que nos habita por dentro. No todo está afuera y es exterioridad, aunque así nos lo venden. Desde la humildad radical del ser hay que reconocer esta parte casi desconocida, para conocernos conscientes de lo que somos: seres humanos, limitados, únicos, irrepetibles, con capacidades y limitaciones. Todo es parte del mismo ser, sin embargo, para descubrirlo hay que permitir, vaciar y estar.    Habitar el vacío fértil es un texto bello y profundo de Aleja Ruiz y trata de eso: soltar las máscaras del ego y del ruido exterior, para hacer cambios y transformarnos en ese misterioso ser y vacío que no se llena, sólo se habita.  

La poscensura: Silenciar sin prohibir

La poscensura constituye un fenómeno reciente. A diferencia de la censura tradicional, que suele ser centralizada, visible y aplicada de arriba hacia abajo por las autoridades, la poscensura funciona de manera más horizontal y desorganizada. No hay un centro único que la controle, y en lugar de usar leyes o prohibiciones, es llevada a cabo por usuarios comunes, comunidades indignadas y plataformas digitales. En lugar de silenciar con restricciones legales o allanamientos, recurren a campañas de desprestigio, amenazas y boicots en línea para hacer que ciertas voces se apaguen. El articulo de Álvaro Duque Soto, Ph.D. en Ciencia Política de la Universidad de Turín (Italia), profundiza en la temática. https://razonpublica.com/detector-humo-desorden-informativo-28-silenciar-sin-prohibir

La regeneración del planeta, fuente inagotable de riqueza

Participé en una sesión de trabajo organizada por el Centro de Estudios Alfredo Rubio, de la ‘Universitas Albertiana’, para preparar el primer Congreso sobre Realismo Existencial, “Fundamentos para una equidad”. Uno de los ponentes, el economista y auditor de cuentas, David Martínez disertó sobre “Desigualdad, tecnología y el futuro del planeta”.   Entre sus sugerentes propuestas mencionó el movimiento internacional “HOPE” (esperanza) que muestra, científicamente y en la práctica, la capacidad para encontrar soluciones regenerativas. En ocasiones había visto algunos videos de HOPE. Todos ellos creativos y motivadores para el despertar de las consciencias hacia un giro copernicano, difícil pero viable: detener el cambio climático fruto de la depredación humana, la falta de comunión y fraternidad entre nosotros y con el planeta.  En la Web de HOPE, entre otras propuestas, presentan la serie, Estamos a tiempo, con Javier Peña. Una serie de reportajes que desvelan experiencias reales de que es posible accionar en pro de la vida. Vivimos en un planeta generoso y, en equilibrio, todos ganamos. La esperanza de esta serie y la labor de HOPE está en que, la crisis climática se presenta como una oportunidad única para transformar nuestro futuro. Nos ofrecen valiosísimas iniciativas de regeneración ecológica que, no sólo han restaurado la vida en la Tierra, también han mejorado la calidad de vida de las personas. Estamos a tiempo consta de 6 capítulos (1. La gran oportunidad, 2. El poder de las palabras, 3. Metamorfosis, 4. Lo invisible, 5. La gran transformación, 6. El ingrediente secreto) y puede verse en RTVE – Play, también a través de otras plataformas. Al respecto de la serie y de las transformaciones que en el mundo necesitamos realizar para que sea más justo, solidario y fraterno, el economista David Martínez comentó en su exposición Desigualdad, tecnología y el futuro del planeta que, “Las soluciones que aportan son soluciones viables y rentables económicamente: pueden hacerse creando millones de empleos. Empleos que, en muchos casos, podrían estar situados en aquellas regiones del planeta donde la desigualdad es más profunda. No se trata de oponer un mundo “tecnificado” a un mundo “naturalizado”, sino de reconciliar ambas dimensiones. De entender que la dignidad no se alcanza solo con conectividad o digitalización, sino también con tierra fértil, agua limpia y comunidades cohesionadas”. Y continuó, “Por eso, abogo por un nuevo modelo de desarrollo. Un modelo que tenga en su centro la regeneración del planeta como fuente inagotable de riqueza. Que use la tecnología no para excluir, sino para integrar. Que genere empleos dignos, sostenibles, arraigados en el territorio. Que revalorice la economía primaria -la agricultura, la pesca, la silvicultura- no como actividades del pasado, sino como el corazón de un futuro viable. En definitiva, un modelo económico que iguale en dignidad, en lugar de separar y segmentar porque todos nos necesitamos para sobrevivir en este planeta”. “No podemos permitirnos seguir corriendo tras una modernidad vacía que convierte todo en mercancía y todo lo desecha. Debemos imaginar otro modo de habitar el planeta. Donde la dignidad de las personas y la salud del planeta no estén en conflicto, sino en armonía”. Cada uno desde nuestro lugar y espacio, tenemos un papel insustituible en la regeneración ecológica y, como la tierra es generosa, esperamos que sus efectos multiplicadores germinen en vida abundante para el planeta y todos sus habitantes. Anna M. Ollé Borque Barcelona

Vivificar nuestra zarza ardiente interior

En muchas representaciones de Pentecostés se ven dibujadas unas llamas de fuego encima de los cabezas de los discípulos. Parece como si estas llamaradas han caído del cielo, desde fuera… Pero tengo la profunda convicción que estamos habitados por el Espíritu Santo desde el principio de nuestra existencia. Somos Templo del Espíritu Santo: todo ser humano está habitado por Él. Es un don, es algo dado con nuestro ser. No depende de haber recibido el bautismo, o de celebrar una fiesta. El texto de los Hechos de los apóstoles nos dice: se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa (Hch 2,2). En nuestro interior hay una zarza ardiente, un “yo soy”, y cuando sopla el viento, se enciende. Las llamas de Pentecostés vienen de nuestro interior. Etty Hillesum en su diario escribe: «Un pozo muy profundo hay dentro de mí. Y Dios está en ese pozo. A veces me sucede alcanzarle, mas a menudo piedra y arena le cubren: entonces Dios está sepultado. Es necesario que lo vuelva a desenterrar» (Diario, 97). La fiesta de Pentecostés nos invita a desenterrar nuestra zarza ardiente interior, y dejar que el soplo la vivifique. Hemos recibido con nuestro ser todo lo que necesitamos para santificar el mundo, para inundar el mundo con el fuego del amor. La zarza del Horeb no se consumió; nunca se apagará. Por ello siempre hay esperanza que nuestros corazones ardan, y nos impulsen a trabajar para una nueva humanidad. Pauline Lodder

La mirada de Isabel

Un relato bíblico de la religiosa, teóloga y profesora en Sagrada Escritura, Dolores Aleixandre -en Fe Adulta- que a los cristianos nos remite al pasaje bíblico de la Visitación, fiesta que conmemoramos el 31 de mayo. En el hemisferio boreal estamos en el equinoccio de primavera, propicio para el reverdecimiento de la naturaleza, la floración, la apertura a nuevas temperaturas y condiciones de vida y, metafóricamente, va asociada al renacimiento, la resurrección. La primavera nos recarga de optimismo, alegría, vitalidad, esperanza… Es tiempo de novedad y apertura, como la de María de Nazaret (¡“Aquí estoy…!”. “Hágase en mí…!”). María, ¡bienaventurada Arca de la alianza, el Santo de Israel habitó en ti!  Y gracias a ti, habita en nuestro mundo maltratado. Él desea, hoy y siempre ser primavera para nosotros y la creación. Dejemos que se mezclen las ofrendas con la luz del sol, el aroma de esencias con el sudor del trabajo humano, el agua con la sed, el silencio sonoro con la algarabía del viento susurrando Vida nueva. Y que, dónde cada uno de nosotros estemos, tengamos presencia, participación, abierta y fecunda como la de María. https://www.feadulta.com/es/buscadoravanzado/item/562-la-mirada-de-isabel.html

VIVIR LA FE DESDE EL SER MUJER

Dicen que los hindúes más antiguos hacían las imágenes de sus dioses sólo en barro, nunca en piedra o mármol. En Bombay, cada año, después de rendir culto a imágenes de barro, las sumergen en el mar y allí se hunden, se disuelven y desaparecen. La teología del barro es bella y profunda. Una sola imagen, por bella que sea, no capta la infinitud de Dios. El barro dura poco, y la imagen debe cambiarse al cabo de algún tiempo, dejar que se disuelva y dé lugar a otra imagen, a otro rostro de la divinidad que nunca agotaremos con nuestros diseños. Avanzar en el conocimiento de Dios es estar dispuestos a llevar cada año al mar la imagen anterior, es dejarle a Dios que cambie, que nos lleve cada vez a una nueva visión y un nuevo amor.   Cuando miro atrás veo que la fe se interioriza lentamente, que es una opción que hay que ir renovando, que es un camino de abandono, de un estado de dependencia para acceder al estado de libertad interior. Me doy cuenta que la fe que recibí de mis padres, mi imagen de Dios y mi relación con Dios, no es estática, es dinámica, ha ido cambiando a lo largo de mi vida. Al reflexionar sobre mi vivencia de fe desde el ser mujer, me doy cuenta de que a través del hecho de ser mujer, y también en mi caso, esposa y madre, Dios me ha ido llevando, iluminando y conduciendo, en el camino de la fe. Que ser esposa y madre ha sido también preparación para que más tarde Dios se manifestara en mi vida.  En el ser esposa, fruto de la relación, del compartir y de la estima, el amor se ha transformado en vida y la vida se ha llenado de amor. Ser madre es la primera relación que se establece de forma única y exclusiva con otro ser y que está dentro de ti. Al ser madre, algo se rompió en mí, hay una ruptura del ego, un descentramiento, una disponibilidad, una apertura hacia un nuevo amor a los hijos, que me dilata más allá de mí misma. Con la maternidad, doy a luz, doy la vida por el otro y dejo que el amor de Dios se vaya manifestando a través de mi ser, que se vaya desplegando mi capacidad de amar de manera gratuita.   Pero un momento determinado, de mi vida, siento que de vivir una vida desplegada hacia afuera, de acción y construcción, profesional y familiar, dedicada a educar a los hijos con valores, acompañarlos… el nido comienza a quedar vacío. Siento un vacío dentro de mí, siento un deseo y sed de lo trascendente. Mi vida interior comienza a adquirir más profundidad y protagonismo. Las creencias ya no tienen sentido por ellas sino que necesito buscar el sentido, reevaluar el estilo de vida y ser coherente. Tengo deseo de Dios y necesidad de sentido y esto da lugar a un proceso nuevo de búsqueda, de vivir la fe, a un nuevo camino. Me vuelvo a preguntar: ¿Quién soy yo? Me doy cuenta de que Dios siempre ha estado presente en mi vida aunque yo a veces no haya sido consciente, pero es en este momento en el que lo busco, en el que tengo deseo de Dios, en el que me doy cuenta de su presencia, cuando hago experiencia. Y así empiezo a vivir la fe entendida como una confianza con Aquel que me sostiene, a vivir una experiencia de Dios que es fuente de Amor y de Vida. Inicio un proceso de camino espiritual, primero de encuentro con Dios, de dejarme amar por Dios, de dejarme abrazar por Dios, pero para ello tengo que acercarme, y para acercarme debo cortar hilos, a veces incluso cadenas que me impiden hacerlo.   Empiezo un trabajo personal de conocimiento de mis limitaciones, mis miedos, mis sombras para poderlas luego aceptar, amar, reconciliar y transformar. Siento en este trabajo de desierto y de aceptación de mi ser, la misericordia de Dios Padre, su amor incondicional, me siento amada por Dios a pesar de mis limitaciones. Y no me siento sólo perdonada y amada sino también llamada e invitada a vivir una vida nueva con Jesús, a trabajar y caminar con El. Esta llamada me lleva al conocimiento más profundo, más interno de Jesús para amarlo más y seguirlo, para vivir más evangélicamente. Me lleva a la confianza en Dios, a vivir desde el agradecimiento, y el compromiso.  Compromiso, porque con la misma fuerza que Dios nos lleva hacia dentro, nos despliega hacia fuera, con un mayor sentido de los otros, con una mayor disponibilidad a servir. Una expansión interior que me vuelve al encuentro con las personas. Compromiso que me va llevando a que este amor de Dios se manifieste a través de mi ser, que vaya desplegando mi capacidad de amar. Este amor ya no puede estar limitado, debe llegar a todos. La familia ha sido campo de entrenamiento para llegar a la gran Familia.   En mi acercamiento a Dios, la relación se ha ido volviendo más sencilla, más transparente, con menos ruido interior, menos palabra, más simple, más contemplativa, de confianza, y de irme dejando transformar.  En mi acercamiento a los otros tengo el deseo e intento vivir este despliegue desde una nueva apertura a la realidad y a la vida, y como mujer, contemplando y tomando a María como modelo.   María, me invita a conocer y practicar sus valores y a inspirarme con sus actitudes: . De disponibilidad, entrega, confianza y aceptación de Dios en la incertidumbre. De disposición a acoger la maternidad. . De dar luz a Jesús, dar luz a la luz. Para que cada uno de nosotros engendremos al Jesús que llevamos dentro, invitación que Dios también nos hace a todos nosotros. . De desprendimiento, cuando Jesús a los doce años se separa de sus padres para aparecer al cabo de tres días sentado en medio de los doctores. .

© 2022 |  Todos los Derechos Reservados  Colegiata Cielo en la Tierra – Una web de  Mauricio Mardones