Marialogía

La Iglesia católica dedica el mes de mayo a María. La manera en que vemos a María ha ido cambiando con el tiempo y según quién la describa. En el pasado, la mayoría de los escritos sobre mariología han sido elaborados por hombres. Es curioso cómo incluso el término “mariología” se escribe con “o”: Mariología. En el 2023 se publicó un libro escrito por tres teólogas intitulado Marialogía. Virginia Raquel Azcuy, Clara María Temporelli y Blanca Besa Bandeira nos abren a otras perspectivas. Muestran elementos de María que son liberadores y que recuperan la dignidad de las mujeres. Esperemos que el mes de mayo no sea solo un mes de devoción a María, pero que nos anime a desarrollar una espiritualidad mariana que invita a profundizar en su ejemplo y presencia en nuestras vidas. Compartimos un video de presentación del libro:

Legado del papa Francisco

El 21 de abril 2025 se murió el papa Francisco. Compartimos una reflexión del profesor Antonio Bentué sobre su legado. https://youtu.be/iKkPQKs1Bxs?si=fiWtSJs9cGE_GpLB

III Encuentro Teológico: Dios y nuestra libertad

El 30 y 31 de mayo de 2025 se celebrará el III Encuentro Teológico titulado «Dios y nuestra libertad». Una de las grandes preguntas de la teología es: ¿Cuál es la voluntad de Dios? ¿Cómo podemos conocerla? ¿Somos libres de cumplir o no esa voluntad? Este año nos reuniremos el viernes por la tarde en Barcelona. La autora del libro «El beso de Dios», Prado Pérez de Madrid, nos hablará sobre las beguinas: un movimiento religioso femenino que surgió en Europa durante la Edad Media, específicamente en los siglos XII y XIII. Estas mujeres rompieron con las normas tradicionales del monacato y la vida matrimonial, desarrollando una espiritualidad propia y una forma de vida autónoma y solidaria que perduró durante varios siglos en Europa. Llevaban una vida de profunda oración, lograron formarse y, al mismo tiempo, se dedicaron al servicio de los más pobres y enfermos. Además, Prado nos ofrecerá unas canciones inspiradas en textos místicos de las beguinas. El sábado nos encontraremos en Terrassa, donde escucharemos una entrevista grabada a Teresa Forcades sobre su libro «Fe y libertad». Xavier Morlans, del equipo del Hospital de Campaña de Santa Ana, nos hablará sobre Libertad para la fraternidad. Prado Pérez de Madrid compartirá un testimonio personal sobre la Libertad espiritual. A continuación, puedes consultar el programa detallado. ¡Aún hay plazas disponibles! Formulario de inscripción: https://forms.gle/aXLdW3Jm7PaXQLfH7 Precio: Colegiadas y socios 25 euros // No socios 30 eurosCaixaBank: Universitas AlbertianaCuenta bancaria: ES07 2100 0819 3402 0061 5624

¿A QUÉ OLEMOS?, ESCOJO SER PERFUME

Foto de Jill Wellington, Pixabay

Transcribo un artículo que me pasó un amigo (escrito por un hermano Marista). Desconocemos el nombre propio del autor; sin embargo le agradecemos su sabiduría y tino. Desde la fe cristiana, se nos invita a una fe adulta, a un cambio de mirada, a recrear la propuesta que nos hace el Evangelio, ser buenos aromas de Cristo:  ‘Cambiaste mi luto en danzas, me desataste el sayal y me has vestido de fiesta’ (cfr. Salmo 30). Cuaresma, cuarenta días de camino, un proceso de transformación hacia una humanidad nueva. Se nos ha invitado a cada uno -desde nuestra identidad más genuina- a sacar a la luz nuestra mejor versión, reflejo de la humanidad de Cristo. Y para este paso puedo preguntarme…  ¿a qué huelo? ¿qué perfume irradio? El texto nos motiva a perfumarnos la cabeza, a ungirnos, renovarnos por dentro y por fuera con un amor sin medida, dejando atrás la muerte -mis muertes, sombras y oscuridades-, para encontrarme con Jesús Resucitado que me resucita. Este tiempo hacia la Pascua puede ser el ahora, tiempo propicio como comenta san Pablo (cfr. 2Co.,6) para dejarse llevar con fe, esperanza y caridad; y sorprender por Aquel que condujo a Israel por el desierto hacia la tierra prometida. ************************************ EN LA CUARESMA, ESCOJO SER «PERFUME» No parece demasiado cristiano el rito de la ceniza. Es más un rito judío o pagano. Nos recuerda a Jeremías con sus elegías y lamentaciones. Nos recuerda al rey de Nínive, forzando la misericordia de Dios con sus ayunos, harapos y cenizas. Podríamos admitir el uso de la ceniza hasta Juan Bautista, pero más allá, no. Cristo prefiere el ungüento y los perfumes. Lo llamamos el Ungido. Acepta para los pies el ungüento de la mujer pecadora y el perfume de María en los pies y en la cabeza. Ciertos ritos de ceniza son expresión pesimista de la conversión, apoyada con «Recuérdate, hombre…». ¿Es necesario que nos recuerden tan gráficamente la fugacidad de la vida? “Ungidos por el Espíritu” Tú, «cuando ayunes, perfúmate». Lo que es cristiano no es el miedo, sino la alegría. La visión cristiana de la vida es serena y esperanzada. Para un cristiano, el cuerpo es templo ungido por el Espíritu, no simple materia próxima a la descomposición. La misma ofrenda del Cuerpo de Cristo y de todo cristiano es «perfume de suave aroma» (Ef. 5,2). Todos estamos llamados a ser «el buen olor de Cristo» (2Cor. 2,15). El perfume es más cristiano, porque alegra y cautiva. También el cristiano debe irradiar alegría y encanto. Por eso, perfúmate. ¿No se podría pensar en un cambio de rito? Imaginaros que, siguiendo el consejo evangélico, el miércoles, inicio de cuaresma vertiéramos unas gotas de perfume a nuestras cabezas, pronunciando estas o semejantes palabras: «Recuerda, cristiano, que estás llamado a ser el buen olor de Cristo», o, «Recuerda cristiano que has sido ungido por Cristo». Y, en consecuencia, de acuerdo con los sentimientos y actitudes de Cristo, este miércoles inicio de Cuaresma ya no se llamará miércoles de ceniza, sino miércoles de los perfumes. Es la transformación que a nuestro rito penitencial realiza quien «cambia el duelo en danzas y el sayal en traje de fiesta». INTRODUCCIÓN “Tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara” (Mateo 6,17). Estas palabras de Jesús, que la Liturgia nos ofrece el miércoles de ceniza, siempre me han gustado mucho, me han llegado al corazón. Son para mí como una invitación a empezar algo nuevo; cómo cuando me lavo y me perfumo al salir de casa, para emprender un día nuevo, para ir a una fiesta o encontrarme con alguien. “Perfúmate la cabeza” me recuerda, un año más, que empieza un tiempo nuevo, que debo salir de mis rutinas y dejarme conducir y sorprender por Aquel que condujo a Israel por el desierto, hacia la tierra prometida. Perfumate la cabeza” me suena en el orden de salida, la invitación a una aventura de cuarenta días que me renovará por dentro y por fuera, que me introducirá en la maravilla de su amor, un amor sin medida, con el que siempre he soñado; una aventura que, en sólo cuarenta días, me llevará a dejar atrás la muerte, mi muerte, ya encontrarme de cara con mi resurrección… y con Jesús, el Señor Resucitado. ORACIÓN: ¡QUÉ BUEN OLOR QUE HACES, DIOS MÍO, QUÉ BUEN OLOR! Por donde pasas, dejas el rastro de tus perfumes y todo huele a ti, todo huele a Dios. La Creación entera, llena de bondad y de belleza, huele a ti. Nos sentimos felices bajo tus estrellas, disfrutamos en tus bosques y arroyos, nos conmueve la luz de tus atardeceres y la inmensidad del mar. El hombre y la mujer que Tú creaste, tienen aroma a ti. El masculino y el femenino, el vigor y la ternura, las casas bien hechas, las cosas bien hechas nos acogen, nos seducen y nos huelen a ti. ¡Dios mío, qué buen olor!, y ¡cómo huele el mal que quiere estropearlo todo! Dios mío, ¡qué buen olor!, olor a Belén y Nazaret, olor a Cafarnaúm ya Betania, olor a hospitalidad: la creación es hospitalidad para todos. El hombre y la mujer son hospitalidad cuando evitan hacer mal olor por el egoísmo. La Iglesia es hospitalidad, hogar común de todas las naciones. Nuestro pasado, que Tú acoges siempre, huele a tu hospitalidad. Nuestro presente, que tú siempre acompañas, huele a tu acogida silenciosa y fiel. Nuestro futuro que tú nos preparas huele a hospitalidad, de la santa y bella mesa de la Trinidad a la que todos estamos invitados, a la que todos somos conducidos, donde todos somos esperados. El mayor pecado consiste en: no acoger al otro, despreciarlo, no servirle, no desplegar el ritual, el amor y el detalle de la hospitalidad. En esta Cuaresma Santa, Dios mío, concédenos correr hacia Ti, atraídos por tus perfumes… y concédenos el don y el perfume de la hospitalidad de Abraham, nuestro Padre en la fe, que acogió al mismo Dios acogiendo a tres caminantes. Te lo pedimos y nos

Rabbuní

Manuela Pedra Pilar (+ 10 de julio 2015) fue miembro de la Colegiata Cielo en la Tierra. El libro “Rabbuni, La revelación inagotable” es parte de su legado. En él contempla la vida de María Magdalena. Nos muestra como su figura y su rol fueron silenciados o deformados a través de la historia de la Iglesia. En el capítulo I: “Una revelación sin desvelar” escribe: “el motivo central de este trabajo es: mirar y ver, escuchar de nuevo una Palabra evangélica y abrirnos a ella desde otros presupuestos para intentar descubrir, no solamente lo ya sabido, sino además eso bueno y nuevo que aun estando ahí desde siempre, ha permanecido durante siglos oculto y silenciado”. La reflexión rescata con claridad un carisma no reconocido, y abre de esta manera nuevas perspectivas para la consideración de la mujer en la historia de la salvación. Para comprar el libro: secretaria@colegiatacieloenlatierra.org

Figuras bíblicas: arquetipos del ser humano

¡Cuántas cosas podemos aprender de Javier Melloni en 23 minutos! En este breve vídeo Javier nos invita a reflexionar sobre las figuras bíblicas como arquetipos del ser humano. Nos comparte la historia de Moisés, cuyo nombre significa «el que ha sido rescatado», y nos muestra cómo el Faraón representa a esos «faraones» internos que nos esclavizan y nos impiden ser quienes realmente somos. Las plagas en Egipto no son castigos, sino las consecuencias de someternos a esos faraones interiores. Relaciona el viaje por el desierto con el camino de nuestras propias vidas y ofrece interpretaciones innovadoras sobre las 10 Palabras y la tierra prometida. Al mismo tiempo, hace una lectura histórica, destacando la tensión que había y hay entre la función sacerdotal y la función profética y señala la tentación de encerrar lo sagrado y Dios en el Templo. Javier Melloni sitúa claramente a Jesús en el mesianismo profético. Vale la pena escuchar a Javier, que enriquece nuestra comprensión de los textos bíblicos, y nos brinda nuevas perspectivas.

APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE ESPERANZA

ELPIS, TIKVAH, AMAL: UNA APROXIMACIÓN AL CONCEPTO DE ESPERANZA DESDE LA FILOLOGÍA, LA ANTROPOLOGÍA Y LA TEOLOGÍA La esperanza: un elemento antropológico constitutivo del ser humanoHace ya algunos años, en toda España se hizo famosa la historia del perro Canelo. Canelo era un can que había acompañado a su humano hasta la misma puerta de un hospital de Cádiz y permanecía allí día tras día esperando su regreso sin saber que el buen hombre había fallecido. Muchos fueron los que, conmovidos por la situación, intentaron quitar al animal de la calle y darle refugio, pero Canelo, perseverante, volvía una y otra vez al mismo sitio y allí tuvo su hogar hasta el día en que él también cruzó el arcoíris.Cada vez que el hecho se ha relatado, ha sido para hacer hincapié en la lección de fidelidad de Canelo y en su amor incondicional por la persona con la que compartía su vida, elementos, sin duda, determinantes de su actitud. Pero se pasa por alto otro motivo, no menos importante, que lo llevó a no cejar en el empeño de reencontrarse con el que era su compañero: la esperanza.Y es que, incluso en los animales, no se puede entender el principio de resiliencia sin la esperanza. Ante la adversidad, sólo la confianza en el futuro, la certeza de que no todo está perdido porque existen potencialidades que aún no se han desarrollado son los pilares que sostienen las fuerzas para seguir luchando. Podríamos decir, por tanto, que la esperanza es un elemento antropológico constitutivo del ser humano caracterizado como realidad histórica y ser en continuo desarrollo, tanto personal como social. La esperanza: un impulso motivadorEn este sentido, la Asociación Estadounidense de Psicología define la esperanza como «la expectativa de tener experiencias positivas o de que una situación potencialmente amenazadora o negativa no habrá lugar o que, en última instancia, se tornará en un estado de cosas favorable ». Y no podemos olvidar a este respecto, las conclusiones del investigador Martin Seligman, quien, tras haber estudiado el proceso de la indefensión aprendida, en su última publicación, El circuito de la esperanza, concluye que dicho circuito es una estructura cerebral asociada a la corteza prefrontal de funcionamiento complejo por el cual, ante las amenazas y adversidades, el ser humano supera la pasividad de la indefensión y pone en marcha mecanismos de acción y perseverancia a fin de lograr objetivos de superación .Cabe, por tanto, destacar que la esperanza, como impulso motivador del ser humano ha estado presente en todas las culturas, si bien siempre con un aspecto ambivalente: por una parte ha sido valorada por su capacidad de sostén ante la adversidad, pero por otra también denostada como nutricia de falsas expectativas. De ahí que sea importante distinguir muy bien entre la vana ilusión sin fundamento y la esperanza sólida impulsora de la acción. La esperanza salvará al ser humano cuando no encuentre nada más…Para los griegos, la esperanza, Ἐλπίς, era una diosa relacionada con Πίστις, la confianza, y Σωφροσύνη, la moderación, las tres personificaciones de conceptos alegóricos. La esperanza fue lo único que quedó en el ánfora cuando, tras destaparla Pandora todos los males se dispersaron por la tierra. Es lo que nos cuenta Hesíodo en Los trabajos y los días: «Pero aquella mujer, al levantar con sus manos la enorme tapadera de un ánfora, permitió que se esparcieran (los males) y procuró a los hombres lamentables desazones. Sólo quedó allí dentro la Esperanza, aprisionada entre inquebrantables muros bajo los bordes del ánfora pues no pudo volar hacia la salida ya que antes cayó la tapadera del ánfora por voluntad de Zeus portador de la égida y aglutinador de nubes» . Podemos preguntarnos, ¿es la esperanza en el texto de Hesíodo uno más de los males o representa la única oportunidad de la humanidad para hacer frente a estos? ¿Quedó en el ánfora porque Zeus no quiso que el ser humano se abandonara a una falsa ilusión o permaneció allí para recordar que siempre es posible esperar?El texto no nos aclara tal punto. Quien sí lo hace es el poeta Teognis, que da otra versión del mito. Para este autor, cuando la curiosidad llevó a Pandora a destapar el recipiente, salieron los bienes, que volaron al cielo para abandonar la tierra, en donde el único buen espíritu que quedó fue la esperanza: «La Esperanza es el único buen númen que queda entre la humanidad; los demás se han marchado al Olimpo. La Confianza, una deidad poderosa, se fue también, la Moderación se ha alejado de los seres humanos, y las Gracias, mi amigo, han dejado la tierra. Ya no hay confianza alguna en los juramentos de los hombres ni tampoco nadie da culto a los dioses inmortales; la raza de los piadosos ha perecido y la humanidad ya no reconoce las leyes de comportamiento ni los actos de piedad. Pero mientras el hombre viva y vea la luz del sol, que muestre temor a los dioses y cuente con la Esperanza. Que ore a los dioses y queme grandes huesos de muslo, en ofrenda a la Esperanza en primer y último lugar ». A pesar de que la bondad haya abandonado el mundo, Teognis insiste en el valor de la esperanza, es un «buen númen» que salvará al ser humano cuando no encuentre nada más.En Roma, siguiendo esta tradición, se alzaban altares a Spes, la «ultima dea», ya que la esperanza es lo último que queda a la humanidad, lo que permaneció en el fondo de la tinaja cuando todo lo demás había desaparecido. La esperanza: una certeza y una actitudEn hebreo, la palabra esperanza es תִּקְוָה (tikvah), de la raíz verbal KVH, «unir con una cuerda», «recolectar». De hecho, otro de los significados del término es «cuerda», «soga». La esperanza no es algo abstracto, sino que se palpa, se toca con la mano. A la esperanza la persona se tiene que agarrar, debe asirla con fuerza, como quien se aferra a un cabo para no perecer en la tempestad,

Teología de la esperanza

El 3 de junio 2024 murió un gran teólogo: Jürgen Moltmann. Vale la pena escuchar testimonios sobre su vida y su Teología de la esperanza. Compartimos una entrevista con la Dra. Nancy Bedford, que fue alumna suya.

¿Qué esperamos?

Me pregunto: ¿Qué esperamos? En tiempos de Jesús el pueblo judío esperaba un Mesías… El fundamento de esta esperanza era la convicción que Dios cumple con su promesa. Pero ¿cuál fue esta promesa?En realidad, la percepción de la promesa de Dios fue evolucionando…En un principio no se hablaba de un Mesías. Más bien se trataba de la promesa de una tierra, de una descendencia…El profeta Isaías formula la promesa de Dios de otra manera: habitará el lobo junto al cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el ternero y el leoncillo pacerán juntos, un muchacho pequeño cuidará de ello…Su interpretación es que Dios prometía un mundo sin violencia… Cuando en Israel se instaura la monarquía, empieza la creencia que la promesa se realizará a través de una persona: un rey salvador…Pero resulta que después de cuatro siglos de monarquía no hubo paz, y el pueblo fue deportado a Babilonia. El hecho es que Dios nos sorprende siempre: ¡cumplió su promesa a través de una mujer! Dios anuncia a María de Nazaret que dará a luz un hijo y le pide que le ponga el nombre de Jesús, que significa El Salvador. Ella dice “sí” y, reformula las promesas de Dios proclamando el Magníficat.Los cristianos solemos afirmar que la promesa se ha cumplido en Jesús: que Él con su vida y sus palabras, inauguró el Reino de Dios aquí en la tierra. Me pregunto: ¿qué quiere decir esto cuando el mundo hoy arde de violencia, guerras e injusticias y está lleno de pobres, cautivos, ciegos, oprimidos…?La clave está quizás en María… Ella entendió que Dios, para realizar su promesa espera nuestra adhesión a su proyecto, llamado Reino de Dios; espera nuestro “sí”. Y este “sí” de la humanidad, -de cada uno de nosotros-, a la paz, la justicia, y el amor, tarda en darse. En vez de preguntarnos ¿qué esperamos?, quizás habrá que decir ¿Qué esperamos para dar nuestro “sí”? ¿Por qué tardamos tanto en confiar en el proyecto de Dios? La esperanza cristiana es que cada vez más personas digan “sí” a la invitación de Jesús: “que os améis unos a otros como yo os he amado.” (Jn 15, 12). Pauline Lodder, Pineda de mar

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