Rabbuní

Manuela Pedra Pilar (+ 10 de julio 2015) fue miembro de la Colegiata Cielo en la Tierra. El libro “Rabbuni, La revelación inagotable” es parte de su legado. En él contempla la vida de María Magdalena. Nos muestra como su figura y su rol fueron silenciados o deformados a través de la historia de la Iglesia. En el capítulo I: “Una revelación sin desvelar” escribe: “el motivo central de este trabajo es: mirar y ver, escuchar de nuevo una Palabra evangélica y abrirnos a ella desde otros presupuestos para intentar descubrir, no solamente lo ya sabido, sino además eso bueno y nuevo que aun estando ahí desde siempre, ha permanecido durante siglos oculto y silenciado”. La reflexión rescata con claridad un carisma no reconocido, y abre de esta manera nuevas perspectivas para la consideración de la mujer en la historia de la salvación. Para comprar el libro: secretaria@colegiatacieloenlatierra.org

Aspiramos a vivir en paz

Recomendamos leer este excelente artículo del obispo de San Feliu de Llobregat.– la guerra es siempre una derrota para la humanidad– el armamentismo y la escalada bélica son una locura– hay una creciente manipulación de la opinión pública mediante la difusión de narrativas que justifican la guerra– los pueblos y los ciudadanos aspiran a vivir en paz https://revistaecclesia.es/rearme-europa-paz-dialogo-doctrina-social-iglesia

Se han repartido el mundo

La canción ‘Plus Rien Ne M’étonne’ de Tiken Jah Fakoly es una crítica a la división geopolítica del mundo. Incluyendo la partición de África, que se efectuó por las potencias coloniales. Pienso que hoy, con la creciente desconfianza en los gobernantes de muchos países, lamentablemente podemos decir, en muchas partes, que “ya nada nos sorprende”. La canción nos ayuda a tomar conciencia de la necesidad de cambio ético en nuestros sistemas políticos. Las democracias tendrán que dar un salto cualitativo.

El beso de Dios

foto: pixabay El beso de DiosLas beguinas y la espiritualidad del amado y los cuidados Las beguinas fueron un movimiento religioso femenino que surgió en Europa durante la Edad Media, específicamente en los siglos XII y XIII. Rompieron con las normas tradicionales del monacato y la vida matrimonial, desarrollando una espiritualidad propia y una forma de vida autónoma y solidaria que perduró durante varios siglos en Europa.Llevaban una vida de profunda oración. Lograron formarse. Y al mismo tiempo se dedicaron al servicio a los más pobres y los enfermos. Prado Pérez de Madrid, en su libro El beso de Dios, nos cuenta la historia de las beguinas y nos introduce en sus escritos místicos. Además, nos ofrece canciones inspiradas en textos de las beguinas y nos guía en un tiempo de oración. Se trata de un libro espiritual de gran calidad. Y nos despierta el interés por estas mujeres que han sido injustamente olvidadas por la historia.

La vida vale más que una causa

El ataque del 7 de octubre 2023 de Hamás y otros grupos armados contra Israel, agravó de tal manera el conflicto árabe israelí, que un año después, solamente en Gaza, ya hay más de 40.000 muertos y 96.000 heridos. Además, ha desencadenado la violencia en toda la región del Medio Oriente, implicando otros países. También ha polarizado al Occidente: parece que todos tenemos que escoger entre ser pro-Israel o pro-Palestina. Acabo de leer un libro que se llama “Hijo de Hamás” . Se trata de la historia de Mosab Hassan Yousef, hijo mayor de unos de los fundadores de Hamás. Leer el testimonio de una persona directamente implicada en el conflicto nos abre horizontes diferentes a lo que, en general, proponen los medios de comunicación dominantes. El libro nos sumerge en la realidad de un niño palestino que en su infancia tiró piedras a los israelitas; de joven estuvo en prisión. Y viviendo al lado de un gran cementerio vio cada vez más entierros de jóvenes. Poco a poco, Mosab se da cuenta que la violencia no tiene sentido y cuando le ofrecen trabajar como espía para Israel, su objetivo principal es de evitar que haya más muertos a causa de los atentados terroristas. Su visión de la vida cambia definitivamente cuando entra en contacto con cristianos y lee el Nuevo Testamente. Unos de los versículos que más le impresiona es: Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. (Mt 5, 43-45). Mosab desea amar a todas las personas y descubre que los verdaderos “enemigos” a combatir son la codicia, el orgullo y las ideologías que viven en nuestro interior. Me pregunto ¿cómo es posible que en Occidente nos dejemos polarizar, en vez de promover una espiritualidad basada en el amor a todos? ¿Por qué no defendemos que la vida de los presentes en este mundo, -de las israelís, de los palestinos, de los rusos, de los ucranianos, y de cada persona que habita la tierra-, vale más que cualquier causa…? No nos dejemos llevar por la riada de violencia que inunda el mundo actual: ¡Seamos artesanos de paz! Pauline Lodder

Transición ecológica y desigualdad social

Video de la conferencia organizada por Caixa Forum, el 22 de febrero 2021, en el Palau Macaya. Intervienen Pere Macias, presidente de la Fundación Cercle d’Infraestructures, Mariano Marzo, doctor en Geología y catedrático de la Universidad de Barcelona y Begoña Román, doctora en Filosofía de la Universidad de Barcelona. No se puede tratar el tema de la transición ecológica y tomar medidas para combatir el cambio climático, sin tener en cuenta sus consecuencias a nivel social y humano. Queremos un entorno más saludable, pero ¿cómo evitar que incrementen las desigualdades sociales?

Desvelos por la Paz

Escribía el filósofo J. M. Esquirol que, en ocasiones, la solidaridad es una suerte de desvelo, la más saludable de las caras del insomnio, la “de no poder salir de la vigilia, de no poder dormirse, de no poder abandonarse a la inconsciencia”. Este es el desvelo que ha mantenido a muchas mujeres en estado de alerta para incidir en bien de sus sociedades, para trabajar en bien de la paz. Trabajo que ha sido reconocido internacionalmente con galardones de gran prestigio. En estas mujeres convive la formación con la astucia y la creatividad. Toda una tradición de vida al margen de los cauces institucionales ha agudizado, sin duda, la generación de vías alternativas para luchar por las cosas que han considerado necesarias o importantes. Y ello sostenido, fundamentalmente, por una tenacidad a prueba de cualquier intento de desaliento o desacreditación: quien ha crecido fuera de los baremos del reconocimiento, se sostiene sin que la falta de apoyo merme lo más mínimo el empeño decidido por mantenerse en la brega. En el caso del Nobel de la Paz, ha recaído sobre mujeres en varias ocasiones desde que Bertha von Suttner lo recibiera en 1905. Su texto «Abajo las armas» (Die Warfen nieder) se convirtió en un acicate para la sociedad de su tiempo: urgía describir con realismo qué es lo que la guerra genera y cuáles eran los ingredientes sociales que, en su opinión, actuaban como cómplices de esa lógica perversa que llevaba a resolver los conflictos a través de la guerra en lugar de hacerlo con el uso de la palabra. Hace unos años, en 2003, era la jurista Shirim Ebadi quien recibía este prestigioso galardón, convirtiéndose en la primera iraní y la primera musulmana merecedora de él. Cuando Ebadi fue apartada de la judicatura con la llegada del nuevo régimen, se concentró en defender los derechos humanos de la mujer y la infancia, además de representar a disidentes y liberales perseguidos por la justicia. Es decir, su empeño es garantizar en lo posible el derecho a un juicio justo, a una defensa profesional de los ciudadanos perseguidos por su desafección al sistema imperante. Como tantas otras de estas mujeres, solo acepta el protagonismo como una contribución a la difusión del trabajo que se está llevando a cabo a favor de la justicia. El convencimiento de Ebadi es que la transformación ha de producirse desde dentro, por eso hay que vertebrar una sociedad civil que no permita a los gobiernos que lleven a la guerra a sus gentes. Por ello claramente se posiciona en que lo invertido en guerra, se invierta en estimular a los movimientos sociales para que sean ellos los que pasen a deponer pacíficamente a los gobiernos dictatoriales. Y, sin ir más lejos, recordemos que el Nobel de la Paz de 2011 ha sido adjudicado a tres mujeres, de largo recorrido activista en bien de la paz y la reconciliación. Se reconoce su lucha por las mujeres, cierto, pero el beneficio de esa tarea redunda en bien de todos por igual. Son agentes del cambio social y político de sus países. El primer ministro noruego afirmó tras hacerse público el nombre de las tres galardonadas, que se trataba de “un tributo a todas las mujeres del mundo y a su papel en los procesos de paz y de reconciliación.” Procedente del ámbito de la economía, Ellen Johnson-Sirleaf se convirtió, al ganar las elecciones de Liberia en 2005, en la primera mujer africana que accedía a la presidencia de un gobierno estatal por vía democrática. Asumió un país roto y dividido por la guerra civil y prometió ser implacable con la corrupción. Poco antes de que esta mujer llegara al gobierno, había tenido lugar una singular campaña encabezada por la activista Leymah Gbowee, asistente social y miembro de la Red de mujeres por la paz y la seguridad en África. Una huelga de sexo fue secundada por mujeres de distintas etnias y religiones con un solo fin: detener la segunda guerra civil que desangraba a ese país, cosa que lograron en 2003. Esa fue, tal vez, la más pintoresca de las iniciativas, pero no fue menor la decisión de poner barricadas en las puertas donde los hombres estaban a punto de romper las conversaciones que tenían que llevar a un acuerdo de paz: no les dejarían salir de allí sin un acuerdo firme para terminar con la guerra. La tríada reconocida en 2011 se completa con la periodista y política yemení, Tawakkul Kerman, que forma parte de la oposición activa al régimen dictatorial vigente desde hace treinta años en la persona de Saleh. Dada la vinculación de Kerman con el grupo de Mujeres Periodistas sin Cadenas, se considera que con su premio se respalda también a los jóvenes blogueros que han sido partícipes fundamentales de las primaveras árabes de 2011. Ella misma se apresuró a dedicar el Premio a todos los jóvenes y mujeres de las revoluciones pacíficas que han estado teniendo lugar en varios países africanos, considerando que el Nobel es una victoria para su revolución. El derecho de la persona a la vida y con él la posibilidad de consecución de la felicidad es lo que tantas mujeres a lo largo de la historia han defendido y promovido con su trabajo en áreas de la vida personal, familiar, social y política, aun cuando para hacerlo hayan tenido que desmarcarse de los roles adjudicados. Estas mujeres, en uso de su libertad, se han adherido y entregado a lo que, como ya decía von Suttler es la mejor de las causas posibles: la del pacifismo, entendiendo que la paz es condición de posibilidad para el desarrollo de una vida plena. Quizá por esa especial sensibilidad, no sea extraño que, dentro de la amplia minoría que suponen las mujeres premiadas con un Nobel con respecto de los varones (algo así como un 5%), sea en la categoría de la Paz donde mayoritariamente han sido reconocidas. Hay quien apunta que es la natural configuración biológica de la mujer preparada para la gestación y la atención de los recién nacidos, lo que hace que el trabajo por la paz de tantas mujeres

Olympe de Gouges, revolucionaria y silenciada por la historia

Monólogo sobre Olympe de Gouges, creado e interpretado por la actriz Sílvia Aranda La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791), escrita por Olympe de Gouges; pretendía complementar la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (26 de agosto de 1789), sin embargo sólo consiguió la guillotina.   ¿Y qué dice la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana? La mujer nace, permanece y muere libre al igual que el hombre en derechos. El objetivo de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre; estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y, sobre todo, la resistencia a la opresión. La Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana es de las primeras reivindicaciones femeninas y una proclama auténtica de la universalización de los derechos humanos. ¡Aún nos queda mucho para avanzar hacia el pleno reconocimiento, la dignidad y los derechos de igualdad, justicia y libertad! ¿Quien fue y qué hizo Olympe de Gouges?

Modo hacer y modo ser

Cuando practicamos la soledad y el silencio descubrimos cómo funciona nuestra mente y cuáles son sus tendencias: sus gustos, sus condicionamientos, los hábitos que sigue, a dónde le gusta viajar (ya sabemos que nuestra mente es muy viajera). Una parte importante del malestar y del estrés que padecemos procede de estos hábitos de la mente. Unos hábitos que podemos empezar a conocer gracias a la soledad y el silencio. Lógicamente, si aumentamos nuestra autoconciencia y autobservación vamos a comenzar desde una buena base que nos lleve a relacionarnos mejor con nosotros mismos y con nuestro entorno. La mente humana cuenta con dos modos de funcionamiento: modo hacer y modo ser. En el modo hacer la mente está centrada en lo que le falta, en el déficit, en lo que no tiene. Es el funcionamiento mental que categoriza, clasifica, ordena, marca objetivos, planifica, analiza, compara. Se centra, fundamentalmente, en los resultados, siendo estos la parte más productiva. Este modo se mueve en dos puntos de referencia: el pasado y el futuro. Así, el presente carece de sentido, siendo un mero trámite para llegar a un supuesto futuro en el que no faltará nada. Cuando estamos en este modo mental creemos que la felicidad nos espera en ese futuro. Todo lo que ahora nos está perturbando no existirá. Tenemos esa idealización, una ilusión vacía. Y, curiosamente, cada vez que llegamos a ese supuesto futuro lleno de perfección (si es que alguna vez llegamos), automáticamente vuelve a desplegarse otro nuevo futuro que comenzamos a perseguir con ansia. Esta forma de comportarse provoca mucho desgaste de energía. Si nos paramos a pensar en ser siempre productivos, nos daremos cuenta de que en nuestra vida existen muchos momentos donde no hay nada que conseguir, nada que resolver, ningún lugar al que ir. No obstante, el modo hacer es muy útil para algunas situaciones concretas: si tengo que conseguir un proyecto, he de analizar mi avance para sopesar lo que aún queda por lograr. Este modo de hacer nos ayuda a encontrar la mejor alternativa y, una vez descubierta, nos ayuda a ponerla en práctica, en marcha. Me gustaría que nos hiciéramos las siguientes preguntas: ¿Utilizamos este modo en otras situaciones? ¿Lo usamos con las personas que nos rodean, en nuestras relaciones, conmigo misma? ¿Lo hacemos centrándonos en lo que falta, en lo que no tenemos? Lo que normalmente ocurre es que utilizamos el modo hacer en todas las circunstancias y situaciones de nuestra vida, enfocándonos en lo que nos falta para que sea perfecto. Al final, lo que ocurre cuando somos guiados por nuestra mente en el modo hacer es que dejamos de disfrutar, de ser felices con nuestras vidas, a pesar de que tengamos todas las razones objetivas para ser felices ¿Cómo es posible? El motivo es que dejamos de vivir realmente, ya que el modo hacer nos dice que lo que tenemos es incompleto. Si de verdad queremos resolver un problema, tal vez, nuestros pensamientos rumiantes nos alejen de la solución. Tal vez, una buena solución será dejar que la mente se calme, como cuando el agua agitada está turbia, y necesitamos que se calme para ver con claridad. Con la mente ocurre lo mismo, necesitamos que esas aguas se calmen para que, poco a poco, veamos con claridad y tomemos decisiones desde la calma. Así, estaremos más seguros de la decisión tomada y esta será más acorde con nuestra forma de ser. Tenemos otro modo, el modo ser, que potenciamos a través de la soledad y el silencio. El modo ser es el que nos lleva a la aceptación, un lugar donde la mente puede ser capaz de quedarse en calma y considerar la realidad de forma completa. En el modo ser se acepta todo como parte de la vida, no hay excepciones. Nos damos cuenta de que somos seres contingentes, limitados, y que la aceptación es el trampolín para abrazar plenamente la vida. Se procura la experiencia total de la vida. El modo ser está pegado al presente, observa con delicadeza todo lo que le sucede y lo acepta, permitiendo la llegada de cualquier situación vital sin forzarla y, así, podremos caminar como si estuviéramos besando la tierra con los pies. Fuente:https://colegiatansdc.blogspot.com/2023/07/julio-2023.html

Queloide

Buscar paz en el diccionario digital de La Real Academia Española da muchos resultados, de ellos me inclino por «Relación de armonía entre las personas, sin enfrentamientos ni conflictos». Esta idea de paz es uno de los tantos deseos que vienen a mi mente cuando abordo la relación entre República Dominicana y Haití. Para poder trabajar con herramientas pacificadoras, se hace urgente ir al centro de las problemáticas. En el caso de la relación entre ambos lados de la isla antillana de Quisqueya, debemos observar los constantes discursos de odio orquestados por grupos políticos y familias adineradas. Discursos con un deseo de tirar más hacia una santificación de lo blanco y demonizar todo aquello conectado con lo africano. Esos discursos llevan siglos trabajando el imaginario de los dominicanos hacia los haitianos y levantando un muro de resentimiento por una historia manipulada por los grupos de poder. Una historia que lleva tiempo creando queloides en ambos lados. Eller (2016: 71) expone en su libro que «Un pequeño grupo de escritores suplantó todo con una leyenda obsesionada por el heroísmo de un solo hombre, rubio y de ojos azules, quien apenas había estado en territorio dominicano durante esas décadas: Juan Pablo Duarte». Su libro Soñemos juntos presenta una amplia investigación que entre los muchos datos que da, muestra a la élite dominicana abrazando la supremacía blanca y acusando a Haití de todos sus males desde una visión racista. La exposición Queloide presentada en Tangent Projects (Barcelona, 2022) y curada por Paloma Chavez Muente, finalizó el viernes 27 de mayo y propone desde las artes una reflexión a la memoria histórica que conecta ambos países. Con bordados, fotografías, collage, instalación audiovisual y performance, la exposición teje un imaginario colectivo que nace de la persecución y masacre de la población haitiana y dominicanos negros en la República Dominicana en 1937. Las obras reflexionan sobre las heridas, de las que permanecen bajo la piel y de las heridas que deben salir a la superficie para ser sanadas. La masacre de 1937, también conocida como «el corte», es un momento trágico para la historia de ambas naciones. Es un tema que necesita ser abordado desde la perspectiva de otredad, territorio y debates de política actual. Como artista, me quedo con una pregunta dirigida a la isla desde esa herida de la masacre: ¿Quién puede soñar? Thelma VANAHÍ Fuente: https://www.revistare.com/2022/06/queloide/

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