Entrada anterior

Lo que la Historia exige del presente

Home | Contemplar | Lo que la Historia exige del presente

Pedro Pastor canta en Los olvidados a la dignidad de quienes fueron perseguidos durante la dictadura franquista. Un homenaje necesario. Una memoria que interpela. Pero en pleno siglo XXI, esa misma canción me lleva a mirar no solo al pasado, sino al presente sintiéndome responsable de él.

Hoy quiero decir con claridad: no olvidaré que la gran mayoría de las personas anhelamos vivir en paz. No solo con paz externa, sino desde la paz interior. Sin embargo, la realidad nos golpea con fuerza. Las fracturas de la paz son visibles en demasiados rincones del mundo. También cerca de nosotros.

Sí, es difícil lograr la paz. Y a veces, desmoralizante. Pero no podemos quedarnos paralizados. Cuanto más conozco el pasado, más me siento comprometida con el presente. Con ganas de hacer algo útil; de aportar, aunque sea poco, a un mundo más justo.

Sabemos que no es una tarea sencilla. Los obstáculos son muchos: intereses políticos, económicos, ideológicos. A eso se suman heridas históricas que no terminan de cerrar y resentimientos que se heredan, muchas veces sin entender por qué.

Por eso propongo detenernos en algunas ideas que podrían ayudar a construir desde otro lugar. Desde el respeto, la justicia, la equidad; y sobre todo, desde la voluntad de avanzar.

  1. Los que vivimos hoy no somos responsables de los crímenes del pasado. No podemos cargar con culpas por hechos ocurridos antes de nuestro engendramiento. Simplemente, no estábamos allí.
  2. Entonces, ¿por qué tantos resentimientos heredados? Desde la familia, la escuela, el entorno, el gobierno, los medios… se nos transmiten rencores hacia personas o grupos actuales que, al igual que nosotros, nada tuvieron que ver con aquellos hechos. ¿Tiene sentido?
  3. La Historia debe conocerse, no revivirse. Estudiarla es necesario. Recordar también para no repetir atrocidades. Pero no podemos volver atrás en el tiempo. Si el pasado hubiera sido distinto, ni siquiera nosotros estaríamos aquí. No se trata de justificar el dolor que otros causaron. Todo lo contrario: lo repudiamos. Pero existe una paradoja que no podemos ignorar: nuestra vida es también fruto de aquella historia.
  4. Podemos reparar sin quedarnos atrapados. Honrar a las víctimas, reconocer los errores, resarcir lo posible. Pero sin alimentar odios interminables. ¿Y si intentamos vernos hoy con más confianza? ¿Y si trabajamos codo a codo por un presente y futuro compartido?
  5. Somos hermanos en la existencia. Esa es la verdad más simple y poderosa. Sólo por existir ya estamos conectados. Incluso más allá de la sangre, de la cultura, de la historia. Existir es un milagro. Y si estamos aquí, podemos hacerlo mejor.

¿No olvidar el pasado? Por supuesto que no. Pero que ese recuerdo no sea un lastre o atadura, sino un impulso. Una razón más para construir un presente más justo, más libre y humano.

© 2022 |  Todos los Derechos Reservados  Colegiata Cielo en la Tierra – Una web de  Mauricio Mardones