Nazaret Castellanos y Miguel Riutort nos ofrecen un ejercicio interesante, sencillo, práctico y muy recomendable. Para iniciarlo, lo primero es darnos permiso para una respiración consciente: de esas que llenan los pulmones y el abdomen al inspirar, y relajan la mente al exhalar.
Se nos invita a identificar momentos de tensión, estrés o cansancio en nuestra vida cotidiana, y aprovecharlos para hacer pausas breves que ralenticen la mente y favorezcan la compasión.
Estas son las llamadas pausas compasivas: espacios de presencia, consciencia y centramiento en la respiración, que ayudan a calmar los pensamientos, conectar con el corazón y sentir desde la comprensión.
Inspira «calma» y exhala «amabilidad» hacia ti mismo.
Una técnica sencilla, de bolsillo, que vale la pena incluir en nuestro día a día.
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